Alma Rojas
A principios del
mes de junio se conmemoró el Día de la
Libertad de Expresión, pero ¿En realidad existe esta libertad?
Con motivo de
dicha fecha, los entes gubernamentales realizan celebraciones para los empresarios
y trabajadores de la prensa, pero hay que recordar que la libertad de expresión
no es privativa de los medios de comunicación, la libertad de expresión es uno
derecho de todos los mexicanos.
Sin embargo,
¿cómo puede ejercerse si los medios de comunicación son empresas titánicas que obedecen los
designios del poder y el dinero? ¿Cuándo, por ejemplo, se reflejará la libertad
de expresión del pueblo, si día a día ésta se confunde entre los intereses económicos
de las clases dominantes?
La mayoría de
los medios informativos se han dedicado a crear noticias que enarbolan los
intereses de la burguesía, o a servir como carniceros para estos mismos.
Muchos
periodistas, que ejercen en las zonas de mayor conflicto en el país, opinan que no hay libertad de expresión, que
está coartada, que la posibilidad de hacer investigaciones es nula, ya que se
temen las represalias del gobierno y del crimen organizado. Que las
informaciones son más difíciles de conseguir
que tomar una foto cuesta a veces una bala en el pecho o mínimamente una
tunda.
Pero, ¿es su
libertad de expresión la que se ve coartada?, o ¿es la de los intereses del
medio en el que trabaja? En muchas ocasiones es la segunda opción.
Pero hasta los
periodistas con más de 20 años en el
medio se ciegan y no alcanzan a ver que la verdadera libertad de expresión que
es inexistente, es la del pueblo.
Claro, se habla
del pueblo y de las injusticias que este soporta, en los diarios, los
telediarios y las frecuencias de AM y FM, pero nunca se va a la medula del
problema, que si no hay agua en alguna colonia, que si Panchito es un niño con
discapacidad y no lo quieren atender en el seguro, que si el gobierno es
culpable, que si los empresarios de buena voluntad han abierto un albergue para
indigentes y de paso le han dado 20 mil pesos a Panchito para que se trate.
Pero, no se
habla de los desfalcos en materia de mano de obra en las fábricas, no se dan
cuenta que se trata a los obreros como animales, que en las empresas muchas
veces no hay las condiciones de seguridad si quiera para laborar, que las
actuales condiciones económicas en las que sobrevive la clase proletaria del
país son infrahumanas, de eso no se habla.
Sí, los diarios
hacen mofa de Granier y sus espectaculares gustos por la moda muy comparables
con los de Imelda Marcos, (esposa de quien fuera por 21 años presidente de
Filipinas Ferdinand Marcos)
de lo robado cuando fuera gobernador, pero no presentan las grandes cantidades
de dinero que los empresarios le roban a sus trabajadores en mano de obra, ni
hablan o siquiera mencionan el tres por ciento que pagan las empresas por
concepto de impuestos, cuando el ciudadano de a pie solo por impuestos de
consumo paga alrededor del 17 por ciento en algunos productos.
La prensa se
distrae en temas como las estándares de belleza en las mujeres, que las
“cosifica” (las transforma en objetos) y replican los alegatos de algunas
derechos humanistas en el sentido que
muchas de las muertes violentas de obreras se han dado por esta razón,
cuando no ven que las muertes se han dado al salir en sus empleos en
condiciones de inseguridad o que tiene que salir de madrugada por que doblan
turnos, porque el mísero suelo que perciben no les alcanza, no ven que desde
que el proletario se ve en la necesidad de rentar su mano de obra para vivir,
es convertido por los capitalistas en cosas, desechables, rentables.
Y entonces me
pregunto, la prensa que debería ser la voz del pueblo y no el eco del capitalismo,
¿busca libertad de expresión para sí mismos o para los estratos más humildes de
la sociedad?