Liseo
González
"Soy
consciente de que venimos de una cultura milenaria,
alrededor
de la cual se formó una civilización
que alcanzó
momentos de gran esplendor."
La Capilla del Hombre fue el
proyecto más importante del pintor y escultor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, y
en el que trabajó hasta sus últimos suspiros. La Capilla está ubicada en el ombligo del mundo, en
Quito, capital del Ecuador. Es un edificio de 3.600 m2 de construcción en dos
plantas: la primera sala dedicada a la época contemporánea y la planta baja a
la época prehispánica.
La Capilla
del Hombre es un homenaje plástico a los hombres y mujeres de América y surge
como respuesta a la necesidad de rendir honor a los seres humanos, a sus
pueblos, a su identidad, a su cultura; al mismo tiempo que es una invitación a
la reflexión desde el punto de vista de Latinoamérica. Es un mensaje de
compromiso con el hombre, la unidad, la paz y la solidaridad entre los
latinoamericanos; los invita a encontrar sus raíces, entenderlas y progresar
junto a los demás. Es un antiguo grito de unidad y fraternidad entre los
pueblos latinoamericanos, desde México hasta la Patagonia, como un solo país.
La obra arquitectónica dedicada a la América cobija algunas de las obras más
emblemáticas de su autor.
“Rostros de América”
El sueño
comenzó en 1985, cuando fue concebido por el Maestro Guayasamín. En agosto de
1996 se colocó la primera piedra y tras su fallecimiento en marzo de 1999 la
obra quedó truncada, pero la Fundación Guayasamín (creada por el propio pintor
en 1976), se encargó de concluirla y el 29 de noviembre de 2002 se inauguró la
primera fase del proyecto.
Este
mensaje de La Capilla del Hombre nos recuerda la fraternidad que debe haber
entre los hombres; que aunque estemos mal o tengamos muy poco, siempre habrá
alguien que tiene más poco y que necesita de nuestra solidaridad.
Mural “El
toro y el cóndor”
Tantos
artistas que nos ha dado nuestra América: los poetas y sus versos, los
cantantes y sus letras, los pintores y sus imágenes, los escritores, los
intelectuales y Guayasamín con su capilla, La Capilla del Hombre. Guayasamin en
sus obras expresa las angustias y tristezas, las penas y nostalgias de un pueblo, de nuestros pueblos.
“Lágrimas de sangre”
Dedicado a
Salvador Allende, Pablo Neruda y Víctor Jara, víctimas de la dictadura chilena.
Cúpula de La Capilla del Hombre “Potosí, En busca de la luz y la verdad”, fue uno de los últimos trabajos de Guayasamín (quedó inconcluso). |
En un afán
de juntar esfuerzos y reunir recursos, se realizó el 7, 8 y 9 de junio de 1996
el concierto Todas las Voces. Evento para recaudar fondos para la construcción
de La Capilla del Hombre, y que reunió a muchos artistas latinoamericanos dando
prueba del mensaje de fraternidad que representa.
Por expresa
voluntad, en este lugar reposan los restos de Oswaldo Guayasamín; una olla de
barro resguardada por este árbol que él mismo sembró, llamado El Árbol de la
Vida.
“La llama
eterna”
En su
interior arde permanentemente la llama eterna por la Paz y la Unidad.
En su
segunda etapa, La Capilla del Hombre contará con más de 15,000 m2 de
construcción, en un terreno de 20,000 m2. Después de la desaparición física de
Oswaldo Guayasamín, se adhirió su Casa Taller y también están en proceso de
construcción algunos inmuebles para exponer los descubrimientos que se hicieron
el 10 de marzo de 1999 en el terreno donde se ubica la capilla; patrimonio
cultural conformado por maravillosas colecciones de arqueología, arte colonial,
arte contemporáneo y que conformarán el gran complejo cultural denominado “La
Capilla del Hombre”.
“De pueblo en
pueblo, de ciudad en ciudad fuimos
testigos de la más inmensa
miseria; pueblos de
barro negro, en tierra negra,
con niños
embarrados de lodo negro;
hombres y mujeres con
rostros de piel quemada por
el frio, donde las
lagrimas estaban congeladas
por siglos, hasta no
saber si eran de sal o si
eran de piedra, música de
zampoñas y rondadores que
describen la inmensa
soledad sin tiempo, sin
dioses, sin sol, sin maíz,
solamente el barro y el
viento.“
Oswaldo Guayasamin