10 may 2012

La Madre

K. V.


El invierno ha empacado sus cosas,
presto y jubiloso se  dispone  a partir
de la ventana;  mi alma le despide con rosas,
rosas de mariposas que he cultivado para ti.

Regresa pronto buen amigo mío.
Te esperaré ansioso día con día,
más no tomes antes el camino
sin llevar mis versos en tu compañía.

Grande nostalgia inunda mi corazón
pues fue en el invierno cuando de tu lado partí;
sin un te quiero, sin un adiós, sólo lágrimas de pasión.
Sólo tu imagen bella que guardo dentro de mí.

¡Oh madre mía, lejos ya estoy de ti!
De tus abrazos, de  tus desvelos
de tus tristezas, tus desconsuelos,
y alegrías que viven siempre dentro de mí.


Junto a la puerta de mi alma
están esas bellas flores que la desnudan.
Que la comprenden con  tierna calma,
con sus  ojos claros y piel radiante que las inunda;

y la enternecen con sus relatos,
bellos relatos que hablan de ti.
¡Oh flores divinas de tiernos pétalos
venid ya pronto, de nuevo a mi!

Bella flor que en  campo alguno germinó
y que  el canto de las aves propagó.
Grandes corazones humildes ilumina,
montes, valles, ríos y árboles impregna.

Entre claros y  bellos  días,
tormentosos y negros atardeceres
se templaron tus ilusiones y alegrías
tus inquietudes y padeceres.

¡Oh bella flor, las llamas del amor llegaron
posándose en  tu jardín, entonces algo nuevo surgió en ti,
en tu vida, nuevos cantares las aves trinaron
nuevos cielos y estrellas brillaron para ti!

Y pasó el tiempo, pasó la vida,
tú, más cariñosa, mientras crecían
bajo  tu sombra esbelta y nítida
tiernos retoños que te envolvían;

Hoy bella flor, con tu belleza y amor que has entregado
sabia e imponente luces en el campo;
quizás con profunda melancolía te hayas preguntado
rodando amargas gotas cristalinas  por tu tallo;

Oh, ¿Dónde está el hijo amado que partió?
¿Qué gran empresa lejos de mi lo separó?
¿Acaso en esta vida más no lo veré yo?
¿Qué camino infatigable el destino le deparó?

Murmullos lejanos la flor escuchó:
-¡No volverá!-
¡Quizás se fue a la guerra y  pereció!
¡O quizás no te recuerda bella flor!

La bella flor su corazón sintió morir,
tristemente su retoño recordó,
día y noche esperando verle venir,
prados, ríos, montes y colinas recorrió.

Pétalos de dolor y de tristeza
uno a uno de su pecho desprendió,
suavemente el viento recogioles con presteza
y muy lejos los lamentos al retoño susurro:

¡Mi ser amado, mi corazón,
regresa pronto, calma este dolor
que rompe mi alma y la ilusión
de verte un día, sentir tus besos y tu calor!

¡Que yo me muero en este campo,
mi alma desierta y abandonada
sola te espera con este canto
de golondrinas de mi morada…!

Una noche cálida y serena
cuando la flor dormía apaciblemente
frente al lago en la arena
llegose el invierno suavemente.

Postró el invierno en sus tiernas manos de  apolo
a la bella flor y la llevó por tierras, mares ,ciudades,
frente a un inmenso roble le dijo contemplándolo:
eh aquí tu retoño, el dueño de tus pesares.

Cuando el vasto roble la flor miró, alegrose,
palpitando fuertemente con sus ramas de cariño la envolvió
musitando suavemente lleno de goce
¡Madre!, ¡Madre! Mil veces  repitió.

No llores mas, deja  ese sufrimiento,
ese mar de angustias  calma dulcemente.
Ella mirole con detenimiento,
-¡Hijo mío!- Gritole fuertemente.

¡Se fuerte mujer, que tu hijo amado vive y lucha!
Con muchos retoños a su lado
grandes clamores el campo inundan, escucha
nuevos campos, cielos, corazones van forjando!

Por la mañana la flor se despertó
con nuevos sentimientos, volvió a vivir,
recordando al hijo amado que partió
a forjar nuevos campos, nuevos cielos, corazones a latir.

Y poco a poco vio al invierno alejarse,
al lado suyo iban las bellas flores
de ojos claros y radiantes pieles.
En busca de otras flores.