6 sept 2012

Caso Assange, ¿Cuántos secretos más?



Liseo González

El caso del periodista australiano, Julian Assange, no pasaría de ser una anécdota más si el imputado no fuese uno de los creadores de Wikileaks. El fundador de dicho sitio estuvo casi dos años sometido a arresto domiciliario en territorio inglés, como consecuencia de una demanda de extradición de Suecia para interrogarlo por presuntas agresiones sexuales, sin que hasta la fecha exista contra él una sola acusación formal.

Por otro lado, Assange, quien, sin investigación de por medio, es acusado por Estados Unidos de colaboración con terroristas por la tarea de Wikileaks de dar a conocer cientos de miles de documentos secretos del Pentágono y del Departamento de Estado. Dichas revelaciones hechas en 2010, confirman la comisión de crímenes de lesa humanidad por las fuerzas militares de Washington en Afganistán y en Irak y documentan el permanente e ilegal injerencismo de Estados Unidos en prácticamente todos los países en los cuales mantiene representaciones diplomáticas. Esta, es la mayor filtración de documentos en la historia de los Estados Unidos.

Ante las imputaciones de violación que se le hacen a Assange, y en las que en algún momento del proceso estuvo dispuesto a rendir cuentas ante los tribunales suecos, sin dudar de que tendría un juicio justo, pero la ingenuidad tiene su límite, y ante los peligros que corría su vida se refugió el martes 19 de junio en la embajada de el Ecuador en donde pidió asilo político. El cual le fue concedido, el jueves 16 de agosto, por parte del país sudamericano.

Después de la respuesta favorable a dar asilo político vino la explicita amenaza de Gran Bretaña contra la embajada de Ecuador de entrar a la fuerza para detener a Assange, en base a una ley aprobada en 1987. Pero nada hizo Gran Bretaña, sabedora de que esto significaría un suicidio diplomático para el propio gobierno pues todas sus sedes diplomáticas podrían ser asaltadas, sin tener el derecho de decir algo. Lo unico que se atrevió a hacer fue negar el salvoconducto a Assange que le permitiría abandonar el país europeo. De Australia, su país de origen, ni sus luces, lo ha abandonado completamente.

Algo que cabe destacar es la respuesta del gobierno ecuatoriano, gobierno progresista encabezado por Rafael Correa Delgado, a dar asilo político a Assange, lo cual significa un gran desafío a las hegemónicas potencias (Estados Unidos y Gran Bretaña) y a la vez es una forma de levantar la voz por Latinoamérica, por la libertad de expresión, la libertad de prensa y  el derecho internacional de brindar asilo. En su momento, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, reprochó a Gran Bretaña por querer extraditar al ex hacker y negarse a hacerlo con Pinochet, haciendo un uso faccioso de la ley.

Lo que se busca con el asilo político, es evitar una segura extradición a Suecia, que lo reclama por los supuestos casos de violación y agresión sexual. La idea de extraditarlo de Londres a Suecia para “ser juzgado”, es la triangulación perfecta para servirlo en bandeja de plata a Estados Unidos.

Este caso lejos de buscar hacer justicia por las supuestas violaciones, deja ver la encubierta intención de una abierta amenaza para cobrar venganza contra el australiano por haber evidenciado algunos de los aspectos más impresentables del poder público en decenas de países. Es decir, se ha desnudado al rey y eso requiere un ejemplar castigo.

Entre todo esto, uno necesariamente se pregunta ¿por qué tantas amenazas contra Assange?, ¿sabrá algo mas o de mayor trascendencia?, ¿Qué mas debe saber que a los grandes potentados les interesa guardar? Sin duda que las respuestas el tiempo nos las dará.

Finalmente, si esto pasa con hombres que descubren y denuncian los crímenes y atropellos de las potencias mundiales, como en su momento John Perkins autor de libro Hit-man (confesiones de un sicario económico), recientemente Robert Holmes (Científico económico que descubrió el fraude bancario más grande en la historia donde involucra a USA y UK, y que no ha podido dar declaraciones por represalias) y el caso más popular de Julian Assange, que sus intenciones es solo denunciar los atropellos y la falta de respeto a la vida y la dignidad de los demás, ¿qué pasará con aquellos que plantean ideas más progresistas y revolucionarias? Creo que basta con hacer un poco de memoria.

Lo que ahora podemos afirmar, es que el sistema ya no sabe o no tiene como guardarse sus “secretos”, que aunque siempre se han sabido (más de las veces después de mucho tiempo), pocos o a veces muy pocos han intentado denunciarlos levantando la voz o haciendo algo. El caso de Assange está lejos de ser una lucha de un periodista contra un sistema corrupto, es, en realidad, una queja de los pueblos oprimidos contra un sistema caduco. Y que nos recuerda aquel poema de León Felipe: Y que es la justicia. Donde un hombre en medio de burlonas carcajadas pide justicia:

“Yo no sé si es esta la hora de que hablen los dioses… pero
el momento actual de la Historia es tan dramático, el sarcasmo
tan grande, la broma tan sangrienta… y el hombre tan vil…
que el Poeta prometeico… el payaso de las bofetadas… se
yergue… rompe sus andrajos grotescos de la farándula, se escapa
de la pista, se mete por la puerta falsa de la gran asamblea donde
los raposos y los mercaderes del Mundo dirigen los destinos
del Hombre… y pide la palabra.”