25 oct 2011

Los medios, un enemigo más contra el pueblo.

Por: Ricardo Flores Rioblanco
La pobreza,  y los males que acarrea,  parecen no ser los únicos enemigos  del pueblo mexicano, ahora se les suman medios de información que, realizando una tarea de propaganda, buscan incidir en la opinión pública para acabar con la protesta pública, misma que es un derecho estipulado en la constitución. El prohibir toda protesta contra las autoridades que incumplen en la solución de las grandes carencias de la masa desprotegida y abandonada,  parece ser la meta de medios de comunicación que se hacen suyas las consignas de derecha y al mismo tiempo atacan a  las organizaciones sociales y aquellos que las encabezan.
Causa indignación como periódicos dedican muchos de sus trabajos “reporteriles” a denunciar la “agresión” contra  automovilistas cuando ocurre alguna marcha en la Cd. De México - haciendo  una horca pública para las manifestaciones sociales y dejando claro que la consigna es una sola y compartida- calificando a dichas marchas de “violaciones” contra los derechos de terceros, utilizando un lenguaje satanizador e hiriente contra cualquier movimiento social.


¿Cuantas veces no se ha leído en encabezados de periódicos “prestigiados” cómo marchas “desquician”, “alteran”,  “enloquecen” vialidades principales de la ciudad, causando “caos” y demás “incomodidades” a los capitalinos o habitantes de una zona urbana o en cualquier otro punto del país?  Peor cuando los inconformes se plantan, como forma última para que les hagan caso las autoridades y les cumplan sus demandas, entonces sí, la guerra se vuelve más descarnada, no bajando de “judas”, “revoltosos”, “extorsionadores” y “chantajistas” a los líderes, y algo que realmente causa enojo, de “acarreados” a los manifestantes, vaya pues, ¡de “torteros y refresqueros” no se les baja!
Pero eso sí, silencio total a sus demandas y a las causas por las cuales tienen que marchar, no se dice que gobernador de tal o secretario de tal incumplen compromisos firmados una y otra vez, que realizan mil y un maniobras para desalentar el espíritu de lucha de la gente y  su búsqueda de justicia; mucho menos se habla de las condiciones en las que viven ese puñado de hombres y mujeres que  sufren pobreza, hambre, ignorancia, desempleo, injusticias y demás lacras, que por ser temas espinosos para los poderosos, mejor ni se habla;  bonito trabajo de “reporteros”¿no?. 
  A manera de ejemplo, recientemente el medio de información Milenio, lanzó ataques contra el Movimiento Antorcha Campesina, al cual se le tachó de ser una organización de tipo paramilitar; una organización que clama tener en sus filas a 800 mil personas  esparcidas por las 32 entidades del país. Desde mi particular punto de vista, creo que es de las organizaciones más consecuentes y verdaderamente comprometidas con el pueblo pobre mexicano, pero la cuestión es, ¿porque se busca tachar de movimiento armado a un grupo que a todas vistas es un movimiento pacífico, que se apega a derecho para realizar -eso sí, de forma muy luchona-  sus manifestaciones?
 ¿Qué buscan los medios con sus ataques dirigidos en esa forma? ¿Que los inconformes simplemente se queden callados y abnegadamente acepten sus penas? ¿Dónde y cómo alzaran la voz? Aun así se prohíba el derecho a la protesta, las inconformidades estarán presentes; el cómo saldrán es lo preocupante; a todo esto  se prevé como el estado actuará en dicho escenario: la violencia será un instrumento a la mano.
Parecen lejanos los días del Nazismo, en los cuales la falta de moral, el silenciamiento a la verdad,  las calumnias, propaganda negra y demás, fueron utilizados para justificar un régimen totalitario y sanguinario, pero grupos informativos guiados por la iniciativa privada se encargan de traer a los tiempos actuales esa propaganda fascista, la cual seguramente es financiada  por sectores poderosos del poder político en México.
La Sociedad mexicana que sea honesta y honrada respecto a la situación actual del país, y por lo tanto tenga una opinión diferente acerca de las manifestaciones y grupos que la encabezan, deben de sentirse agredidas; los reporteros con verdadera ética y moral intelectual  deben sentirse indignados ante el fiasco que empresas de comunicación ejercen en sus “publicaciones”, llamándolas sin ningún pudor, “periodismo”, haciendo de este noble oficio, nada más que un esbirro que busca agredir a la masa que pide justicia ante la degradante situación de pobreza que vive.