10 ene 2013

La Reforma Educativa: Una farsa legal


Por Aníbal Barca

En todos los medios de comunicación nacional e internacional salió la siguiente noticia: “La Cámara de Diputados aprobó en lo particular por 351 votos a favor, 85 en contra y ocho abstenciones la reforma educativa, donde se garantiza la permanencia de los maestros en el servicio profesional con pleno respeto a los derechos constitucionales de los trabajadores de la educación”.

El nuevo gobierno federal encabezado por Enrique Peña Nieto, en un intento por impresionar a propios y extraños, lanzó la tan sonada Reforma Educativa, como parte de los 13 puntos de arranque del nuevo régimen, y muchas voces, sobre todo los que se dicen partidarios de las buenas acciones del gobierno federal, han salido a defender en todas sus letras, puntos y comas la mencionada reforma educativa, como la panacea de los últimos 20 años, por lo menos en materia educativa.

Pero veamos rápidamente en que consiste dicha reforma y si realmente va a lograr su cometido, como se pregona a los cuatro vientos: mejorar la calidad de la educación, la cobertura, la pertinencia, y garantizar el trabajo a los docentes.

Primero, se crea el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) para evaluar la calidad y el desempeño del sistema educativo nacional, es decir, que se crea otra burocracia para desde un escritorio decidir los destinos de la educación de este país, como han sido prácticamente todas las reformas educativas habidas hasta hoy: 1993, 1999, 2006, 2011 y ahora esta, solo por recordar las más recientes.

Segundo, se da palabra a los padres de familia para opinar sobre el aprendizaje de sus hijos dentro del aula. Es decir, que no basta con la supervisión del director, jefes de enseñanza, supervisores y demás burocracia sindical, ahora los maestros deben dar cuentas de su planeación y avance programático y de si aprende  o no tal o cual alumno, a sus padres, con ello claro está que seguro se pretende un mayor divorcio entre los docentes y padres de familia, en lugar de fortalecer esta parte del trinomio en la práctica educativa. En otras palabras, con esta reforma al artículo tercero en su fracción III se da el recurso legal para que los padres de familia también fiscalicen la labor docente, asumiendo que ellos (los padres de familia) tienen conocimientos plenos sobre pedagogía, técnicas de enseñanza y elaboración y ejecución de planeaciones y secuencias didácticas y las formas de evaluación. ¿Será?

Tercero, se fijarán criterios de valoración, términos y condiciones de la evaluación obligatoria para el ingreso, promoción y reconocimiento de los maestros, y se resalta 'la permanencia en el servicio profesional con el pleno respeto a los derechos constitucionales de los mentores”.  Es decir, si los maestros no están preparados, pues no podrán seguir ejerciendo, como si su mala preparación fuese culpa única y exclusivamente de ellos, o si el que ingresen secretarias, intendentes o amigos y familiares de los altos jerarcas del SNTE a dar clases y que en mucho contribuyen a la mala educación de este país, fuese culpa de quienes egresan de las Normales de México. La reforma no dice nada sobre las plazas que se heredan y los tiempos que se trafican dentro del sindicato más grande y poderoso de Latinoamérica. Pero eso sí, la reforma recrudece los mecanismos de control sobre los maestros que si tienen un compromiso real con su profesión.

"...la reforma recrudece los mecanismos de control sobre los maestros que si tienen un compromiso real con su profesión."

Cuarto, se habla de crear mecanismos de gestión educativa, para ello el INEGI hará un censo general para saber cuántos maestros, alumnos y escuelas hay en todo el país, o sea que todos los censos anteriores no arrojan esos datos, ¿curioso no? Es inverosímil que el Estado Mexicano no sepa con detalle cómo está la estructura educativa del país, y más aún, que no sepa de qué tamaño es el problema del sistema educativo nacional. Es increíble que no se vea lo que salta a simple vista, un país de más de 80 millones en pobreza y con los más bajos estándares educativos de organismos como la OCDE, pero con uno de los gremios magisteriales más ricos y poderosos del mundo, que controla ingreso y egreso a las normales, asignación de plazas y permanencia en el sistema educativo.

Visto en los cuatro anteriores puntos, la reforma educativa, solo es una farsa, que consolida el control del Estado Mexicano, sobre uno de los pilares en que se finca la manipulación y preservación de un sistema económico que solo busca que egresen de las escuelas operadores (obreros) dóciles, manipulables y dispuestos a defender al propio sistema que los explota y denigra, al grado de hacerles creer que ahora si la reforma educativa pondrá en cintura a los “malos maestros” y a su sindicato. Nada más alejado de la realidad. La Reforma Educativa es solo una farsa más, como todas las reformas que ha habido en la historia, lo que se requiere es un cambio verdadero en la educación, se requiere UNA REVOLUCIÓN EDUCATIVA, pero  que solo se puede dar al interior del gremio magisterial, acentuando las contradicciones internas que ponga de manifiesto que la educación y el desarrollo tecnológico deben estar al servicio de las mayorías, para mejorar sus condiciones de vida, que preserve el medio ambiente y cree las oportunidades de desarrollo pleno y reivindicando el papel preponderante que tiene el maestro, como líder de ese cambio, como primer rebelde con causa, la causa de las mayorías.

Lo que nuestro país requiere es que abran y equipen escuelas donde el desarrollo de la creatividad, del fomento a las bellas artes, a las actividades artísticas, deportivas, cívicas y culturales, sea pan de cada día, donde se forme el nuevo hombre con valores universales que lo hagan más humano y humanizante. Escuelas donde el maestro no tenga que preocuparse de llenar y llenar formatos y de complacer a los supervisores, inspectores, jefes de enseñanza y ahora hasta los padres de familia, y que su modo de vida sea muy digno y gratificante en todos los sentidos, que se dignifique la labor del maestro y la maestra, y no ser el chivo expiatorio que al parecer la nueva reforma le quiere conferir.