Liseo González.
Después
de tener la posibilidad de contemplar una de las versiones del famoso cuadro
“El Grito” (Skrik en noruego; antes
conocido como “La Desesperación”) del artista noruego Edvard Munch, me quedaron
varias dudas como: ¿por qué a la gente le gusta tanto este cuadro?, ¿qué
significa?, ¿cómo se convirtió en un icono?, ¿será que es muy fácil
identificarse con el tema que aborda, la desesperación?
“El Grito" |
La realidad es que el cuadro, convertido desde
hace mucho tiempo en un icono, no es nada espectacular y menos imponente. Además
de dar una fuerte sensación de estar hecho toscamente y con una técnica
rudimentaria. La versión original parece
estar tratada de forma negligente por el propio autor. Pero en el fondo, “El
Grito” es más que técnica, mucho más. Es un cuadro de finales del siglo XIX,
tiempo predominantemente basado en la belleza física y la técnica depurada como
un acto de serenidad. Es decir, encontrarse por esos días con alguien que afirmaba
que el contenido de la obra era más
importante que un pulcro acabado técnico, era toda una revelación. Una forma de
romper con todo. De ahí su importancia.
Edvard Munch, autor de "El Grito" |
Existen 105 versiones de “El Grito”: 5 de ellas
cuadros (3 óleos y 2 en pastel) y las otras 100 son versiones en grabados. La
versión original se remonta al año 1893, hecha por el pintor cuando tenía 29
años y que actualmente se exhibe en la galería oficial de Oslo.
La pintura,
un cuadro expresionista, es una
figura andrógina con un paisaje de fondo
(Oslo visto desde la colina de Ekeberg) que parece estar mirando al espectador
con grandes deseos de confesar o decir algo y que provoca una reacción de
terror. Pero, ¿Qué grita? Lo que expresa son sonidos que proceden de la figura
hacia afuera o de algo aterrador de afuera hacia adentro. Pero parece gritar aún
más fuerte el paisaje. Es como un grito que sintió el autor aplastado por todo
el horror de su vida y que nadie escucha. He aquí las palabras del propio Munch:
“Paseaba por un sendero con dos amigos -
el sol se puso - de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me
apoyé en una valla muerto de cansancio - sangre y lenguas de fuego acechaban
sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad - mis amigos continuaron y yo me
quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la
naturaleza.”
Versión litográfica
de “El Grito”
|
Sin duda,
el cuadro no fue un ataque de locura o un arrebato de inspiración, sino el
resultado de largos años de trabajo y experimentación. Esto se demuestra por
otros trabajos del propio autor como “La Desesperación”, “La Ansiedad”,
“Atardecer en Karl Johan”, entre otros que antecedieron a “El Grito” que al
igual expresan un sentimiento de desolación.
Por último podría decir que “El grito” es la más fiel
expresión de lo que Munch sintió por mucho tiempo y que finalmente pudo
inmortalizar en esta obra de arte. Y que aquel sentimiento tan noble y humano
de su obra, puede entrañar tan hondo en muchos de
nosotros como lo ha hecho por tanto tiempo.