Liseo González
Era el día 18 de marzo de 1938, eran alrededor de
las 10 de la noche cuando las radios comenzaron a transmitir el discurso del
presidente Lázaro Cárdenas del Rio, que anunciaba una medida “fuerte”, era la declaración de expropiación mediante la cual
la riqueza petrolera, que explotaban casi en su totalidad compañías
extranjeras, se volvía propiedad de la nación Mexicana.
Cárdenas anunciando la expropiación.
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La decisión de expropiar las compañías petroleras
extranjeras en México, fue y ha sido calificada, como la más audaz desde el
inicio de la Revolución Mexicana. Existen pocos precedentes en la historia
moderna de México del apoyo que como consecuencia de esa decisión recibió el
jefe del Poder Ejecutivo. Bien es cierto que las manifestaciones de masas,
fueron en gran parte montadas por el régimen mismo, sin embargo, sobrepasaron
los límites de las movilizaciones hechas, hasta convertirse en una gran prueba
de la unidad de prácticamente todos los sectores políticos del país, incluidos
empresarios y jerarquía eclesiástica.
Ese 18 de marzo de 1938, a las ocho de la
noche, reunido a puerta cerrada con su gabinete, el presidente Cárdenas anunció
su decisión de expropiar la industria petrolera. Un par de horas después, en
todas las estaciones de radio de la República, Cárdenas habló al país entero y le
comunicó que se llevaba a cabo la expropiación de las empresas petroleras ante
la intransigencia en su negativa a someterse a las leyes nacionales. El gran peso
que ejercían estas lacras imperialistas sobre México en esta época era tanto y
tan abrumador que incluso los mexicanos confiaban poco en su fuerza y capacidad
de salir adelante. En estos días las principales compañías petroleras eran:
Standard Oil (Exxon) y la Royal Dutch. La primera de ellas era norteamericana,
propiedad de los Rockefeller; la segunda estaba constituida por capital
holandés e inglés. Es decir, que el 60% del petróleo mexicano estaba en manos
de compañías inglesas y el 39.2% en manos de compañías norteamericanas.
Al igual podemos confirmar todo el revuelo que
causó esta decisión del gobierno mexicano a nivel mundial, donde se
descalificaba la decisión y se trataba de impedir que México comercializara su petróleo. Incluso los
días siguientes a la expropiación se llegó a temer una intervención militar por
parte de Estados Unidos y Gran Bretaña, así de complicadas estaban las cosas. Dentro
del mismo país había sectores minoritarios que no veían con buenos ojos esta decisión
y la calificaban de catastrófica, augurando lo peor para nuestro país. Grandes inversionistas que operaban en México llegaron
a desear que el presidente de Estados Unidos hubiese empleado la fuerza armada
en aquel 1938; igualmente hubiese sido de su agrado la implantación de un
gobierno fascista y aun la anexión. La mayor arma empleada contra el boicot de
quienes controlaban el mercado mundial del petróleo y sus derivados, fueron los
bajos precios a que Pemex se vio forzado a ofrecer sus productos.
El conflicto petrolero comenzó cuando las
empresas, en manos de capital extranjero, trataron de impedir la formación de
sindicatos y usaron para ello todos los medios que estuvieron a su alcance,
tanto lícitos como ilícitos. Aun así, se logró, en cada compañía petrolera,
crear sindicatos únicos, pero las condiciones de trabajo entre una y otra eran
muy diferentes. Las condiciones de los trabajadores petroleros eran
deplorables: Se laboraba doce horas diarias, no se tenía derecho a vacaciones,
descanso dominical o días festivos; derecho a la jubilación por vejez o por
accidente de trabajo; no se pagaban gastos funerarios ni indemnizaciones; no se
otorgaban prestaciones, no tenían hospitales, escuelas, centros sociales, obras
de aprovisionamiento, de saneamiento de aguas, ni plantas de luz. A lo anterior
debe agregarse el uso, por parte de las compañías de las guardias blancas
contra los trabajadores; atropellos, abusos y asesinatos.
La expropiación petrolera fue sin duda, un gran
acierto. Y más que eso, se trató de un paso fundamental en la consolidación del
espíritu nacionalista a que dio origen la Revolución de 1910. El acto produjo
una honda impresión en todo el país; y rápidamente se fue advirtiendo el apoyo
de la opinión pública. Que tal ese hecho memorable del 12 de abril donde en una
manifestación frente al Palacio de las Bellas Artes millares de mujeres de
todas las clases sociales llevaron su cooperación para pagar la deuda
petrolera. Las aportaciones iban desde gallinas hasta joyas valiosas.
18 de marzo, un gran día para recordar y un mayúsculo
ejemplo de una política en beneficio del pueblo.
Poema a Lázaro Cárdenas con motivo de la
Expropiación Petrolera
Abel Pérez Rojas
La tierra desangra,
el pueblo empobrece
y las arcas extranjeras
revientan de billetes verdes.
Los neumáticos forasteros
trasladan por polvosos caminos,
el petróleo producto del saqueo legalizado,
que no reconoce postulados gremiales ni
soberanos.
Como décadas antes el grito campesino
hinchó los pulmones para exigir lo suyo,
ahora el clamor aceleró el ciclo
y en "Tata Cárdenas" encontró camino.
Cárdenas dijo para sus adentros:
"no puedo dormir con el dolor de mi pueblo
ni cerrar oídos al honor obrero,
por ello actuar sin demora yo debo
aunque pague un alto precio".
Con mirada serena, pero punzante,
Cárdenas en secreto planea,
evita el espionaje,
y da a luz el decreto tajante.
Aquella noche del 18 de marzo
con puño apretado golpeando la mesa,
el mensaje fue breve y sin titubeos:
"lo que está en las entrañas de la tierra
es nuestro,
y sólo nosotros decidiremos sobre esa
riqueza".
"Tata Cárdenas", ese día ganaste la
gloria,
el amor y respeto de un pueblo dolido
y el sentimiento sincero que cambió el destino,
eres el último estadista...
el último Presidente que se condujo con tino.