Liseo González
“Con cariño para quien sin
proponérselo se ha convertido en una vasta fuente de inspiración.
Compañera de escritos,
personaje de historias y musa por decreto.
Mi más noble numen y mi
dulce secreto.
Para vos.”
Hoy vengo decidida a empeñar mi hígado a
cambio de un poco de consuelo y sosiego. Sentada veo las cervezas marchar frías
y sudorosas por las yemas de mis dedos. Hoy vengo plenamente convencida de mi
meta: olvidarte. Aunque estoy segura que podría salir derrotada, quizás te
recuerde más. Pero qué carajos, ya estoy aquí.
Siento el rose de mis labios por la boquilla de la
botella y me hacen recordar tus sonrisas, pero una a una se esfuman como el gas
de las cervezas que se suceden. Hace unos minutos te veía nítido y claro
mientras distraídamente escuchaba la conversación, pero ahora te me escabulles.
Ya no te siento.
No sé si fue prudente venir, pero aquí estoy.
Tengo mi cabeza repleta de promesas y los pulmones
asfixiados de humo. Quisiera no pensar en ti. ¡Olvidarte! Pero lamentablemente
eres un bonito recuerdo. ¡Fuiste un bonito recuerdo! ¿Serás un bonito recuerdo?
Ya, eso se acabó. Ahora no tengo espacio para ti en mi memoria.
Creo que vivo bastante cómoda, por eso me doy el
lujo de mortificarme por falsos amores e infames amantes y mírame como he
terminado, tan vil. Que fatal, tengo tiempo para dedicarle al amor y soy
desgraciada. ¡Mírame aquí, contemplando las botellas vaciarse!
Pero estoy decidida, quiero acabar de una buena
vez con este pesimismo, con esto que creo yo es una fatalidad, pero que por
alguna terca razón sigo aferrada aquí, sin querer ver el más allá. Sé que no
puedo descifrar el futuro. Que no puedo saber lo que vendrá, pero todo esto me
servirá de lección para presentes cercanos y distantes futuros.
La música sigue sonando. Los de al lado no paran
de reír. Esto es lo que llamo el efecto contrario del alcohol. Las canciones me
lo siguen recordando y la inspiración me va y me viene.
Camino a casa voy utilizando el zig-zag como
técnica para mantenerme en pie. No veo más que luces rojas y señales que dicen
ALTO, pero mis piernas se aferran y quieren continuar. Y continúan. Llegaré
directo a la cama y me tumbaré, tal vez pensado en ti o pensando en mí o sin
pensar en nada ni nadie, sino en el futuro hasta dormir profundamente.