4 abr 2013

LA RESISTENCIA DEL PUEBLO SIRIO Y SU GOBIERNO.

Hilda Morelos Tariacuri
    
Ya casi se han cumplido dos años del conflicto armado que se vive en  Siria entre las fuerzas del gobierno y los insurgentes, pero los rebeldes no han podido derrotar (y por lo que se ve, no podrán) a las fuerzas gubernamentales.

El conflicto  inició en el 2011 con  la primavera árabe y las redes sociales como medio. Así, tenemos el derrocamiento en  Túnez del gobierno de Ben Ali, en Egipto cayó Mubarak, Muamar Gadafi en Libia, entre otros en países árabes de la región, siendo remplazados por nuevos gobernantes, aparentemente estos nuevos gobiernos llegaban para resolver la desigualdad y pobreza que se vive en estos países. Pero en Siria ya pasaron dos primaveras y  el autodenominado Ejército Libre Sirio (ESL) no ha llegado al poder, no pueden destronar  a Bashar Al Assad y su partido.

Presidente sirio, Bashar Al Assad.
Se habla ya de unos 70,000 muertos en esta guerra, (cifra un poco menor a la dejada por el expresidente Felipe Calderón en su lucha contra el narcotráfico aquí en México). Más de dos millones y medio de sirios necesitan ayuda humanitaria, de los cuales, un millón y medio han tenido que dejar sus hogares y son desplazados internos; y más de 250 mil personas han abandonado el país refugiándose en países vecinos, según la ONU.

Pero, ¿Qué se han encontrado a su paso estos rebeldes, mercenarios extranjeros en su mayoría, en su lucha contra el gobierno de Damasco? Se han encontrado con que la mayoría de la población, que en un principio estaba desorientada por la propaganda occidental, está con el gobierno de Bashar Al Assad.  Y se han encontrado también con la firme oposición de Rusia, China, Irán y de países miembros del ALBA a una intromisión armada propuesta en el Consejo de Seguridad de la ONU por fuerzas occidentales

Los fines de esta guerra emprendida por los insurgentes, no solo son ayudar al régimen Sionista en su guerra  constante contra Siria, sino también la guerra económica, política y militar contra Irán, China y, principalmente, Rusia, cuya única base militar en el Mediterráneo está en el Puerto de Tartus, en el nooeste sirio. Por su parte, Rusia siempre ha mantenido el discurso de que el conflicto se debe resolver por medio del dialogo con los opositores del país, y por supuesto, tomando en cuenta la opinión del pueblo sirio. En tanto, el presidente Bashar Al Assad siempre ha manifestado su disposición para darle a una salida al problema con un dialogo y consenso nacional, siempre y cuando cese la injerencia extranjera de países del occidente y de sus aliados en Oriente Medio. Pero hasta ahora el dialogo de los insurgentes  ha sido las armas, los misiles Patriot de la OTAN que ya están desplegados en la frontera con Turquía.

La oposición de Rusia al conflicto se da porque no quiere perder a un socio económico y militar muy importante en esa región, pero sobre todo, por su base militar  en Tartus desde donde realizan ensayos militares, los más grandes después de la desaparecida URSS, con un carácter  puramente disuasivo.

Y ahí están los dos bandos bien definidos, las dos formas de ver el conflicto armado que se vive en Siria y todos los intentos por darle una salida pacífica al conflicto. Intentos fallidos principalmente, porque los insurgentes extranjeros quieren el poder completo.

Ante los constantes descalabros que han sufrido los rebeldes con el ejército, han intensificado sus actos terroristas (por no poder ser llamados de otra forma), como los ocurridos en la universidad de Alepo donde mataron a 87 estudiantes y maestros y dejaron más de 160  heridos; el ataque con coche bomba en la ciudad de Hama que dejó 30 civiles muertos o el reciente incidente de la utilización de armas químicas el pasado 19 de marzo. Pero cómo estos rebeldes cuentan con impunidad, cómo son terroristas buenos, cómo reciben sueldo, en euros o en dólares desde el extranjero, se nos ha vendido la idea de que han sido las fuerzas de Al Assad las que matan a la población inerme. Debemos reconocer que también ha habido medios informativos que han dicho la verdad, y esa se impondrá por más que la enloden.

Así se las gastan estos modernos buhoneros del colonialismo capitalista, conquistas que nunca benefician a los más oprimidos  de este planeta. Al pueblo sirio le queda seguir cerrando el paso a estas fuerzas invasoras para que fracasen, defender su soberanía y decidir ellos mismos su propio destino, el que más les convenga como nación, con todo el derecho que tienen.

México D. F. a 03 de abril de 2013