Liseo González
En vísperas de su cumpleaños número veintiséis, Fermín se propone auto
escribir una carta para la posteridad. Coge una pluma, toma el papel, lo palpa,
lo huele, observa la habitación, respira hondo y comienza:
Abril
14, 2013
“Hola Fermín, ¿te acuerdas de mí? Este eras
tú hace uno, dos, cinco, muchos años atrás.
En
unas horas comenzará un año más y aquí estoy, en una esquina de mi cama con un bárbaro
insomnio. Maldito insomnio, no me deja en paz. Yo aquí, pensando en mi insomnio,
y en estos momentos alguien debe de estar muriendo o cantando. Alguien debe de
estar siendo bombardeado y no me refiero literalmente, sino ser bombardeado en
cualquier forma posible de dominio. Y heme aquí, sentado en la esquina de mi
cama elucubrando e hilvanando pensamientos.
En
esta larga noche de abril, las estrellas despilfarran luminosidad, pero se
muestran lejanas como todos los días del año.
Dicen
que por cada payaso hay un grupo de tristes melancólicos que buscan la risa.
Que por cada botella de vino un par de labios secos. Por cada pueblo dormido almas
en vela y viceversa. Tal vez esto solo sea producto de la melancolía, pero empiezo
a creer que el mundo me duele, o ¿será que yo me duelo del mundo? Cuestionable
pregunta. Claro que no todo es tan trágico, pero carajo ¿a poco no podemos ser
mejores? Y no es que sea un pesimista, soy tan solo un optimista que está
perdiendo la paciencia. Soñamos que despertamos, pero seguimos en la misma
pesadilla. Estoy exagerando un poco, lo acepto, pero es que hay veces que se
siente que el barco se nos hunde, y es solo la marea que está alta. Y
seguimos flotando. Seguimos navegando
De
este lado del mundo, todos deberíamos estar dormimos a estas horas, pero
algunos simulan estar dormidos y en realidad sueñan.
Estas luces pálidas de mi cuarto no saben dar más que tristezas.
Estas luces pálidas de mi cuarto no saben dar más que tristezas.
Ayer
me dijo mi madre antes de felicitarme –Fermín, sabes, eres arrogante, tonto y
un poco guapo- No supe que decir y simulé una sonrisa. Pero una inquietud me
impulsó a mirarla a los ojos para ver cuán franca era conmigo, pero en el fondo
creo que tenía razón, sobre todo en lo de tonto y arrogante. Lo último me lo
dijo para consolarme y para hacerme sentir bien.
Este
frio interno es más intenso que el invernal de las calles y eso que estamos
empezando la primavera. Pero, qué será esto que siento: ¿Fatalismo?
¿Sentimentalismo? ¿Tristeza?... ¿Rencor? Ni yo mismo lo sé, solo sé que pesa y
mucho. Pocas veces me hago estas preguntas y duermo tranquilo. Pero esta vez
tuve la torpe ocurrencia y estoy pagando las consecuencias. Estas no son mis
preguntas para conciliar el sueño.
Invertimos
infinitas décimas de segundo mirando las
nubes vagar; minutos perdidos en nuestra agenda; horas esperando por el tren;
semanas planeando lo que queremos ser; meses construyendo nuestro futuro; años
buscando amor, y toda la vida así, mirando pasar los años.
Pues bien, es mi fin de año y cuento los últimos segundos en la esquina de mi cama, buscando calmar
mis demonios y conciliar el sueño.”
Con
cariño de Fermín de hace uno, dos, cinco, muchos años atrás.
PD:
By the way, Happy birthday Fermín!