7 ago 2012

La espina dorsal

Aldonza Hudson

Aquí estoy:
la espina dorsal de mi vida
poco a poco encorvada
por las tareas, que como lápiz
candente la matizan, colorean,
definen en medio de un dolor tan grande,
tan profundo, tan sabio
que muere y vive iluminado
por los armoniosos cantos desprendidos
emanados como torrentes cargados
de sufrimientos, alegrías, tristezas
e Ilusiones que tocan a la puerta
del oído de mi alma.
Mas mi alma, fiel compañera
que conmigo avanza y vocifera,
grita y maldice lo que otros callan por temor.
No ha de morir.
El tiempo y la vida han doblegado
la espina dorsal de mi cuerpo.
Mas mi alma sigue erguida
jubilosa y radiante.
Y solo ha de morir el día
que este mundo esté libre
de miseria y de dolor.