Por
Ricardo Flores Rioblanco.
Hace falta un presidente de izquierda que gobierne a
México, pero antes, creo que hace falta, un partido con verdadera ideología de
izquierda, que tenga en su andar una base sólida de trabajo entre las masas,
logros significativos y continuos, que no dejen duda de su completa honradez y
fidelidad a los intereses de las clases pobres. Y creo honestamente, que el PRD
(Partido de la Revolución
Democrática) no cumple con todos los requisitos, ni morales, ni
materiales y mucho menos de cuadros.
Dicho
esto, la candidatura de Andrés Manuel López Obrador me resulta indigestible (y no
sólo por su animosidad política), creo más bien que tiene un fin mediático,
pues, ¿quién más puede realmente atraer votos si no aquel que lleva una campaña
presidencial desde hace más de diez años? Recordemos que AMLO empezó con su
campaña desde que era jefe de gobierno en el DF.
AMLO candidato de la izquierda.
La
decisión de Ebrard de ceder su puesto para la carrera presidencial a Andrés Manuel,
es resultado de un mal trabajo de gobierno de su parte como Jefe Capitalino, y
no, de una “sabia” decisión como su
padrino político pretendió proyectar en una muy
difundida entrevista por la máquina mediática llamada Televisa; con la cual,
por cierto, pactó una “nueva etapa”.
Marcelo
Ebrard no cumplió a los capitalinos, ésa es la verdad; siguió los pasos de
Andrés Manuel con obras de relumbrón y creo, que polarizó más que nunca la
desigualdad en la capital, convirtiendo al DF en una ciudad para la elite; gobernó para la clase rica y olvidó a los
trabajadores. Ahí están las estadísticas, ¿en que destaca el DF hoy en día? En
tener playas quitapón quizás ¿y con eso se alivia la inmensa carencia de las
familias humildes? realmente no.
Lo
cierto es que entre disputas por el control del partido y por la candidatura
presidencial, además de seguir beneficiando económicamente a inversionistas
extranjeros y nacionales con programas de apoyo y donaciones generosas de,
literalmente, pedazos de la capital, a Marcelo se le olvidó que tenía gente de
carne y hueso que atender. ¿Y de AMLO?, pues
¡bien gracias! Si perdió las presidenciales (o se las robaron, como se
quiera ver), fue porque su partido no tenía y sigue sin tener arraigo real en
el pueblo, es decir, no hay un verdadero trabajo de masas, mucho menos de
gobierno, ¿o es que acaso la derrota en Michoacán y las famosas alianzas con el
PAN, pueden pasar inadvertidas?
El
PRD no existe ya como una verdadera fuerza de cambio que logre sacar al país
adelante, sin embargo, y debido a las circunstancias, reaparece como una
alternativa para los pobres que en su desesperada búsqueda de redención social,
y debido a su bajo nivel de politización, llegan a creer en los engendros que
la clase en el poder les impone como opción en la, cada vez menos, creíble
democracia mexicana. México se les puede ir de las manos a los poderosos, lo
que pondría en riesgo su imperio económico, por ello han decidido desde hace ya
tiempo regresar a AMLO a la política, no
es casual la “nueva etapa” con Televisa; AMLO aprovecha esto para su propio
beneficio, y va con todo para dejar claro que ahora si no pierde, pero, ¿logrará mantener a México tranquilo dándole
a la gente más de lo mismo?
¿Es
el PRD la solución?
Deseo
un cambio de fondo para mi país, deseo, aún más, que ese cambio se dé con los
puños crispados al aire demostrando fuerza y determinación para cumplir con un
programa de nación, claro, el cual beneficie a la población pobre y cumpla con
mejorar sus condiciones de vida material e incluso espiritual; mas no un cambio
con las armas en la mano, pues la violencia no resolvería las necesidades del
pueblo. México necesita de una nueva izquierda, después, que se vea lo
siguiente.