Ricardo
Flores Ríoblanco
Entramos ya a las campañas
electorales, y no cabe duda de que el pueblo hace sentir su más completo
desdeño y apatía hacia las propuestas de los diferentes candidatos, pues la
agitación provocada por su descontento sigue en aumento; y aunque hay algunos
que aseguran ser los defensores de sus banderas, utilizando frases de
mercadotecnia y ofreciendo crear una sociedad mejor, basada en el “amor”, a las
mayorías no les interesa, pues no es esa
la oferta que buscan desesperadamente.
La frase de Andrés
Manuel López Obrador, lo único que ha hecho hasta ahora, es atraerle la
atención de los que se identifican con las
propuestas religiosas. Prueba de ello, es que incluso su más acérrimo enemigo,
Vicente Fox, le tendió la mano en el acto de visita oficial del Papa Benedicto
XVI a nuestro país, donde el aspirante “izquierdista”, se sentó con la elite y
dio gala de “decencia”.
El amor no es
virtud, es la capacidad que tiene el ser humano para abarcar (en ideas), y
expresar (sea a través del arte o simplemente con acciones de ternura o
creaciones derivadas de su trabajo), sus sentimientos más finos y sensibles,
sentimientos que percibe gracias a su contacto con el mundo que lo rodea, todo
a través de sus capacidades sensitivas que su propia naturaleza humana le ha
otorgado.
Desgraciadamente,
el amor no llena estómagos vacíos, y por más campaña mediática y
gubernamental que se haga para promover
amor entre pobres y explotadores, no se podrá contener su creciente descontento
contra un sistema político económico que los priva de una vida digna, decorosa, más humana
y benefactora para con las clases trabajadoras.
Obrador y su
propuesta, no son la solución a una sociedad cuyo principal problema es la
pobreza; donde más de la mitad de la población vive en la miseria y al mismo
tiempo tenemos al hombre más rico del mundo; donde por causa del desempleo,
miles de hombres y mujeres emigran al norte, y los que se quedan, pasan a
formar parte de las filas del empleo informal; donde miles de jóvenes y adultos
por igual, se van a engrosar las filas del crimen para poder obtener recursos
que el sistema les niega, al no darles empleo formal.
Para cambiar la
situación actual en nuestro país, se necesitan proyectos científicos llenos de
humanismo, algo de lo que Obrador carece, lo comprueba su paso como Jefe del
Gobierno del DF, donde dejó puras obras de relumbrón, gastando miles de
millones de pesos en segundos pisos, en vez de transformar la situación de vida
de las familias que habitan la periferia de esa gran urbe, en condiciones
inhumanas; simplemente, la “esperanza” del exjefe capitalino, se quedó corta.
La hora de "AMLOVE" (como muchos lo llaman), ha llegado a su fase final, se quita la piel de
radical de izquierda para ponerse a la par con los extremistas de derecha, dice
perdonar a sus adversarios y promueve que
“haya reconciliación”, como si la conciliación con los pobres y ricos fuera
posible en un terreno tan polarizado. Lo
cierto, es que México necesita un cambio, para ello se necesita hablarle al
pueblo con la verdad, y decirle que el cambio lo tiene que hacer él, con su
fuerza numérica, de forma decidida y organizada, sin “caudillos” amorosos; en
suma, tomar las riendas del país vía una lucha política y pacifica, pues si
México esta entre las 20 economías mundiales, es por ellos y su trabajo mal pagado,
¿imaginemos que no harían al estar ellos en el poder, y decidir por ellos mismos,
de acuerdo a sus intereses?