Por Rogelio García
Hace cuatro años, se dejó ver la
crisis más desastrosa de todos los tiempos en la historia del hombre. La
justificación de los dueños de los medios de comunicación y sus consorcios (los
capitalistas del mundo ante las masas populares), fue que cierta población de
los Estados Unidos de América del Norte no pudo pagar los bienes inmobiliarios
que adquirieron a crédito, y que esto trajo como consecuencia problemas en el
sector financiero, lo cual desató todos los demás desastres derivados.
La crisis y los problemas que siguieron a la
misma, provocaron que se dieran un sinfín de protestas anti dictaduras y
generalmente protestas anti sistema. Eso, como primer plano de las
contradicciones surgidas del seno de esta crisis.
Países de primer mundo como E.E.U.U., Alemania,
Francia, Italia, Portugal, España y más miembros de la Unión Europea, entraron
en una crisis de deuda, otros en recesión, de tal manera que unos se encuentran
más graves que los otros. Pero estos problemas que surgieron y que subsisten,
tienen un fondo más histórico. He aquí la pregunta, de cómo debe de emplearse
la teoría marxista, de ese análisis crítico, para poder dar interpretación y
solución a los problemas.
La importancia de la teoría marxista reside en
que es una visión de los obreros del mundo y de las clases oprimidas, para eso
hay que reconocer primero que existe la lucha de clases como motor de la
historia y que lo que se escribe de historia no es más que la lucha acérrima de
las dos clases antagónicas: los opresores y los oprimidos. Sólo el que es capaz
de entender esto, podrá coincidir con el análisis de crítica del marxismo. Y
hoy día, ese análisis es justo y necesario, porque lo que conoce la mayoría no
es más que la visión que tienen los opresores y que quieren y ansían que siga
así. Pero gracias a la historia sabemos perfectamente, que de alguna manera
todo modo de producción nace y perece.
Desde que Marx hizo públicas sus ideas fue
perseguido y reprimido del modo más brutal posible, pero aquel hombre, con la
capacidad de interpretar y poner al servicio de los oprimidos las ideas de
liberación, ha pasado a formar parte del cúmulo de conocimientos de la
humanidad; hagamos memoria, ¿No crucificaron a Jesucristo?, ¿no obligaron a
abjurar a Galileo?, ¿no se rieron de Colón cuando quiso llegar a las Indias por
un nuevo camino?, ¿no guillotinaron a Lavoisier porque “la Revolución no
necesitaba científicos"?, ¿no se amotinaron contra Allende y le asesinaron de la
forma más rastrera?
Lo único que podemos concluir es que en el
imperialismo del capitalismo mundial, las clases oprimidas no pueden confiar.
Ya se sabe perfectamente que el capitalismo está en crisis y que las
predicciones de desarrollo para el capitalismo realizadas por Marx en su obra
cumbre “El capital”, han sido certeras, y la solución está en dar el paso
correspondiente.
No se sabemos cómo se llame el nuevo sistema,
el nombre es lo que menos importa. Pero lo que sí sabemos es que se necesita
algo nuevo, más justo, más equitativo y superior al capitalismo; y esto es lo
que el capitalismo teme en la teoría marxista.
Se deja notar aquí la necesidad de conocer,
hacer interpretaciones y dar soluciones a los problemas actuales bajo la lupa
del marxismo.