Tomado del muro de Abel Pérez Zamorano
¿Qué tan abiertas son las economías?
¿Existe en forma plena el libre mercado? Según la escuela económica en boga, en
él vivimos, y es, sin duda, muy superior al proteccionismo, pues impulsa el
comercio, el crecimiento, el bienestar y genera empleos. Sin embargo, cuando
así conviene a los intereses dominantes, esa teoría va a la basura, como ocurre
hoy con el posible arribo de la empresa Dragon Mart, que ha provocado rudos
cuestionamientos entre grandes empresarios mexicanos, y, bajo cuerda,
norteamericanos. Dragon Mart está por construirse en Quintana Roo, en el
municipio de Benito Juárez, y es similar a un recinto que opera ya en Dubai.
Será, a decir de sus promotores, el centro de exhibición y venta de productos
chinos más grande de Latinoamérica. Nominalmente, el 45 por ciento de su
capital pertenece a empresarios de Yucatán y Nuevo León, de polémicas
filiaciones políticas. Después de varios ajustes, motivados por protestas de
empresarios, políticos y ambientalistas, según la última versión, el negocio se
ubicará en Puerto Morelos (por cierto, los ejidatarios dueños de la tierra se
quejan de no haber recibido aún el pago correspondiente), y se dedicará a la
renta de 3,040 locales comerciales, que serán ocupados por cerca de dos mil
empresas que exhibirán y venderán productos chinos; más o menos 142
contenedores diarios de mercancías. En su operación generará 8,550 empleos, e
incluye 722 viviendas para sus empleados chinos (El Universal, 6 de enero);
recuérdese que, según la ley, los trabajadores extranjeros de una empresa nunca
pueden superar el diez por ciento del total.
Dragón chino quiere anidar en Cancun. |
Y un caso paradigmático es Wal-Mart, el
vendedor más grande del mundo en el mercado minorista, que, con todas sus
empresas, controla más de la mitad del mercado mexicano en autoservicios (y
curiosamente, según algunas fuentes, el 80 por ciento de los productos que
vende son de origen chino). En el año 2008 abrió 161 tiendas en México; en 2009
fueron 273 y en 2011 un total de 203 (y por medios non sanctos, como es
sabido), cifra superada sólo por OXXO, que en un solo año ha abierto más de
700. En 2011, sus ventas sumaron 327 mil 672 millones, y después de Estados
Unidos, México es su mercado más grande: de hecho, un tercio de todas sus
tiendas en el extranjero están aquí. Esta posición cuasi monopólica y
privilegiada hace de Wal-Mart uno de los verdaderos afectados por la incursión
de los chinos, sin que ello excluya a los pequeños comerciantes, ya severamente
afectados; en todo caso se sumará un depredador más. ¿No le recuerda a usted
todo esto nuestro pasado colonial, cuando las grandes potencias se disputaban
el control de nuestro territorio y riquezas?
Por otra parte, ¿es que no se ha argumentado
que en el libre mercado, la importación de productos baratos eleva el nivel de
bienestar y capacidad de compra de los hogares, y que el capital extranjero es
bienvenido porque crea empleos y paga impuestos y servicios? Pues pareciera que
en este caso ese criterio no funciona. En fin, sea cual sea el corporativo que
gane, estamos presenciando, y sufriendo, el proceso de acumulación del capital,
donde las economías menos productivas y competitivas, vulnerables a la
competencia externa, son invadidas por productos y empresas de países con más
productividad, y con menores costos. La lección que debemos aprender es que el
sistema empresarial mexicano no es lo suficientemente competitivo. Y ése es el
reto a vencer, para enfrentar la invasión mercantil, venga de China, de los
Estados Unidos o de la Patagonia. Y no nos hagamos ilusiones ni queramos ver si
es mejor un diablo azul que otro amarillo: tanto Dragon Mart como Wal-Mart, y
todo capital extranjero, vienen a una sola cosa: a ganar, lo más posible, a
extraer riqueza y llevársela, dejando a la sociedad mexicana con un palmo de
narices. A la inversión extranjera no le mueve la filantropía.
Consecuentemente, con igual energía, y por las mismas razones que hoy se objeta
la incursión de Dragon Mart, debe darse la voz de alerta ante todos los
tiburones que avanzan por el Caribe y México entero, con grave daño de la
economía nacional y el bienestar social.
México, D.F, a 21 de enero de 2013