28 feb 2012

Ojalá


 Por Dédalo de la Fuente


Una habitación vacía
un frío extenuante
y el último rayo de luna
que penetraba el límpido cristal de la ventana
sirvieron como fieles testigos
de lo que aconteció cuando cayó el alba.

Aquella madrugada
sin duda alguna esperabas
aquellos tonos de La y Do
pero las uñas de mis dedos
no pudieron tocar
aquellos acordes
de Fa y Sol.

Hubo un silencio entre nosotros
que me desgarraba el alma
 acrecentaba la distancia
la tensión de nuestra relación
y el pretexto
era esa simple canción.

Cediste ante los brazos de Orfeo
abatida por el desprecio y la agonía
esperando aquella melodía
y yo quedé esperando
que de tus dulces labios
saliera un -te quiero vida mía-.

Ante esa actitud
me refugie en mi viejo sitial
miré el último reflejo de la límpida luna
penetrando el cristal
y noté algo curioso
el cielo lloraba
quizás me acompañaba
en ese largo pesar.

Tomé a mi compañera del  brazo
abrace su cuerpo con tanta pasión
que acaricie sus cuerdas flojas
y empecé a tocar tu canción.

De repente
la nota de Mi
no concordó con Sol
entonces comprendí
que lloraba mi guitarra
por el abismo que se abría
entre tú y yo.