Por:
Ricardo Flores Rioblanco
El pasado 5 de febrero, se celebró en Querétaro la
conmemoración del XCV aniversario de la Constitución Política
Mexicana, promulgada en 1917. Logro del pueblo mexicano tras luchar en una
sangrienta revolución; las leyes más revolucionarias de la constitución del 17,
fueron sus principales reclamos y causas
de lucha.
Se
sabe que Venustiano Carranza no era tan radical en sus ideas, en el fondo, era un
defensor de los hacendados, de donde provenía. Por ejemplo, Carranza luchó
abiertamente contra los convencionistas durante la Convención de Aguascalientes
de 1914, en la cual, el pueblo representado principalmente por Francisco Villa
y Emiliano Zapata, pedía el reparto de las tierras y reformas sociales que
permitiesen el desarrollo social. Una vez tomada la capital del país por las fuerzas villitas y zapatistas, y
ante el auge que tomaba la lucha armada, Carranza se vio obligado a actuar
contra su convicción realizando reformas agrarias, al mismo tiempo que realizaba
un pacto con la Casa Mundial del Obrero, de esta manera Carranza obtuvo la
fuerza necesaria para hacer frente a los ejércitos revolucionarios y arrebatar
banderas a los mismos.
Fueron
las necesidades más sentidas del pueblo pobre las que hicieron posible que de la
revolución emanasen leyes como la educación gratuita, el derecho a una vivienda
digna, el derecho a realizar asambleas o manifestarse libremente ante las
autoridades en caso de descontento, entre otras. Después vino la reforma más importante de
nuestra historia postrevolucionaria, que fue la nacionalización del petróleo.
Y
ahora, la clase política mexicana quiere reformar nuestra constitución, sin
tomar en cuenta que esa no es la principal necesidad ni reclamo del pueblo
mexicano, y se abstienen de darlo a conocer a los trabajadores, vía una campaña
mediática sin precedentes en nuestra historia.
Es
ahí donde la mano de los poderos se torna oscura y no deja de lado sus filosas garras;
se nos repite por parte del Presidente que es necesario ser más competitivos
para así crear más empleos; que tenemos que abrir “más” nuestro sector
energético al capital extranjero; se sabe de las intenciones de monopolización
de las telecomunicaciones por parte de grandes empresas; que tenemos y debemos crear más leyes para
corregir la situación de inseguridad, y así, una reforma tras otra.
El
gran ausente en la conmemoración de la Constitución de 1917, fue el pueblo
mexicano. Los únicos beneficiados por las reformas, en caso de que se realicen,
serán los poderosos y al que menos se consulta es a los pobres. Aquellos que
juraron defender la constitución y la violan, deberían estar sometidos a juicio.
Nos hace falta que un verdadero representante de las mayorías legisle las leyes
que realmente necesita el pueblo para progresar.
Cámara de diputados.
Los
partidos políticos y sus representantes deben advertir la situación, deben de
saber que si no hacen validas las leyes que más conciernen al pueblo, este se
alzará. Es necesario hacer valer los artículos que estipulan y dan por derecho un
desarrollo social para que el pueblo viva dignamente, se eduque con calidad superior a la actual y
gratuitamente, reciba salarios dignos, perciba los ingresos que se obtienen del
petróleo y demás materias primas (vía infraestructura y desarrollo en las
comunidades), de lo contrario, se seguirán haciendo más leyes, pero menos
justicia para los pobres, algo muy peligroso para los mexicanos.