28 feb 2012

¿Por qué de la violencia en México?


 Por: Ricardo Flores Rioblanco

Echarle la culpa de  la violencia y muertes que han producido seis años de gobierno panista, al tráfico ilegal de armas provenientes de EU, es hacerle al muertito y deslindarse poco a poco de las consecuencias de una política de seguridad mal aplicada; además de hacer demagogia a los familiares de los que han perecido “combatiendo” al crimen organizado.

Estando en la recta final de su mandato, Felipe Calderón corre a la meta final con muletas y sin tener siquiera aliento para confesar su fracaso en materia social y económica, dejando al país bañado de sangre y repleto con panteones clandestinos, pues los formales se han quedado sin espacios.

Es una realidad que los mexicanos no tienen niveles de vida dignos, no encuentran trabajo y los que trabajan sobreviven con un salario de mugre; cuando se come huevo o carne es día privilegiado por la gracia del señor o de plano un excesivo lujo en la miseria.

La pobreza y las consecuencias que ésta trae como el hambre, la ignorancia y la pérdida de la sensibilidad humana gracias a los falsos “valores morales” nos da un cuadro de hombre propenso a realizar cualquier actividad con tal de sobrevivir, aun la de matar o envenenar (con las drogas) a sus semejantes.

Los delincuentes no nacen, se hacen en la sociedad, y en México lo que enferma a nuestra sociedad es la pobreza ocasionada por  la mala distribución de la riqueza nacional; es la pobreza  la que ocasiona muchos males al pueblo; males que la administración de Felipe Calderón se ha negado a resolver, ahí mismo, en Chihuahua, ¿no se están muriendo de hambre los Rarámuri? ¿Qué beneficio puede tener para ellos que el Congreso de EU apruebe o no una ley contra la venta de armas?

Pero aceptar que la pobreza es el problema, sería para Calderón aceptar que su gobierno no ha sido eficaz en materia social, que México es inequitativo e injusto con su clase obrera, y que nuestro sistema económico y político es malo, lo que conllevaría a realizar un cambio radical, pero es por lo mismo que no se acepta.

Para nuestra clase política no es posible si quiera razonar un cambio en la estructura decadente sobre la cual su poder esta encumbrado, mueran cuantos mueran, sufran cuantos sufran, pues, es gracias a esa forma de gobernar como obtienen los beneficios que gozan, entre ellos la impunidad.

Cometen un grave error, el pueblo mexicano pierde confianza, se torna impaciente y desconfiado, reflejando cada día más su descontento, y aunque las épocas electorales han servido para calmarlo y darle nuevas aspiraciones, creo que se acerca el día en que estas no serán suficientes para engañarlo y dormirlo por otros seis años.

 Urge, pues, que el pueblo mexicano tome la iniciativa; y para que le quede bien claro al Presidente que entre (pues el que sale no lo acepta), alcemos un letrero más grande que el  NO MORE WEAPONS, que diga ¡NO MÁS POBREZA!