14 mar 2012

La crisis política en Siria y la descarada propuesta de intervención.


 Liseo González

En los últimos meses, pero con mucha más insistencia en las últimas semanas, los medios de comunicación nos han mostrado imágenes de la violencia que se vive en Siria, y nos cuentan los decesos diarios que no bajan de decenas.

Este país del oriente medio africano, cuenta con una población de 19 millones de habitantes, la mayoría de los cuales habla árabe. Comparte frontera con Turquía por el norte, con Iraq por el este, con Israel y Jordania por el sur. Es miembro de la Liga Árabe y de la Organización de las Naciones Unidas desde 1945. Su constitución (la de 1973) define oficialmente a Siria como un estado socialista laico reconociendo al Islam como religión mayoritaria.

El actual conflicto armado que vive, ha estado afectando gravemente al país y ha venido escalado en violencia, promovida esta, principalmente, por grupos terroristas que tratan de desestabilizar al gobierno del presidente Bashar Al Assad. Este conflicto armado se ha querido utilizar por parte de las potencias mundiales y aliados, para entrometerse en la política de Siria. A Estados Unidos, por ejemplo, se le ha acusado (Que raro, ¿no?) de querer aplicar en Siria el guión libio: sanciones internacionales, embargo aéreo, intervención militar occidental y cambio de gobierno.

En los órganos internacionales donde se ha discutido el caso de Siria se ha votado por una intervención (invasión), promovida por las grandes potencias, con la única finalidad de derrocar al Presidente. Por ejemplo, el pasado mes de Febrero se votó en la asamblea general de la ONU. De los países que participaron en el evento, 137 votaron a favor de la resolución; 12 se opusieron y 17 estados se abstuvieron. Entre los que se opusieron fueron Rusia, China, Irán y los países latinoamericanos del ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, integrada entre otros por Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua), que han manifestado su apoyo al régimen de Bashar al Assad.


En total, 27 estados son los coautores de dicho proyecto intervencionista, incluidos Qatar, Arabia Saudí, Bahréin, Francia, Jordania, Libia, Túnez, Turquía, Gran Bretaña y EE. UU.

Pero las denuncias no se han hecho esperar. Rusia, con su firme postura por impedir la intervención de países de occidente en el conflicto sirio ha sido respaldada por China, buscando siempre preservar la independencia, unidad y soberanía de Siria. Los otros países que también están en contra de la intervención son Irán, Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua.

Las negociaciones se han ido desarrollando satisfactoriamente y se han logrado importantes avances, como la entrada de Kofi Annan para la búsqueda de la solución pacifica de lo conflicto. Otro importante paso hacia la paz interna que dio el país fue el recién referendo nacional mediante el cual el pueblo votante aprobó con 87,4% las modificaciones sustanciales a la Constitución. Estas permitirán dinamizar la vida política con una mayor cantidad de organizaciones y partidos.

Aunque muchos han advertido sobre las consecuencias que traería el hecho de arremeter contra Siria, países como Israel, EU y algunos países europeos siguen insistiendo en la intervención de Siria, a costa, claro, del derramamiento de sangre.

Ante tan descarada propuesta de intervención (invasión), la comunidad internacional no puede seguir inmóvil, porque así permitiría la repetición del capítulo libio. Pero, ¿Lo permitirá?, esperemos que no.