19 jul 2012

La ira no es suficiente


Joe K.

Por supuesto,  la ira es vital para el impulso de movimientos sociales de protesta. A muchos nos ha ayudado a mantenernos fuertes por muchos años de frustración y decepción por las condiciones sociales. Pero la ira -a través de repetidas experiencias de frustración, decepción, apatía y cinismo- a menudo se convierte dentro de nosotros en algo negativo, que nos destruye o nos conduce ciegamente a luchar contra objetivos equivocados.

La ira es el combustible para los movimientos sociales, pero ésta no le brinda dirección, no ayuda a determinar qué camino seguir. Para que nosotros podamos determinar hacia donde se debe dirigir el movimiento, debemos primero decidir el destino del mismo movimiento. Y esta es una pregunta clave. ¿El destino del movimiento es simplemente para mejorar un poco nuestras condiciones sociales o es el buscar un cambio social profundo? Definitivamente todas las decisiones que se tomen acerca de las tácticas y todos los análisis que se hagan al respecto deben ser determinados por el destino que se tome. Una vez más, la ira no nos ayuda aquí.

Después de haber elegido un destino –que el mío es un cambio social profundo, es decir, erradicar todo aquello que sustenta la opresión y la explotación; arrancar lo que está en la raíz de la opresión y la explotación– de haber elegido esta meta y tener el combustible de la ira dentro de nosotros, necesitamos una brújula y un mapa para nuestro camino, no es una receta que nos indique exactamente qué ingredientes y cuánta cantidad de cada uno se necesita para resolver cada situación, sino una guía, una orientación; algo que nos ayude a mantenernos en todo tipo de  situaciones.  

¿Y tal brújula y mapa de dónde vienen? Viene de la historia, de la experiencia de todos los pueblos del mundo a través de todos los tiempos registrados e incluso no registrados. La historia es relevante porque no es el pasado, sino mucho más, es el presente. Hay mucho que decir sobre esto, pero continuemos.

Sin embargo, la práctica de billones de personas durante miles de años (que son los datos registrados a través de la historia), no enseñan nada por si solos. Es sólo cuando estos datos, estas experiencias se organizan. Sólo cuando esta gama de datos se juntan bajo principios de organización es que pueden expresar algo coherente, de ellos surgen patrones, que algunos incluso se han declarado como leyes. Los principales pensadores de las diversas épocas han identificado estos patrones y leyes, y los han llevado a formar un cuerpo coherente de pensamiento, lo que representa ahora la teoría política y social. La ira no es suficiente. “No es suficiente sentir enojo por tal o cual enfermedad, hay que estudiar la ciencia de la anatomía, de la fisiología y la medicina para sanar la enfermedad.” Por lo tanto, si queremos curar a la sociedad de sus males, tenemos que estudiar la ciencia política y social.