11 sept 2012

Una casualidad bien instrumentada


Liseo González

Propagaron el miedo como epidemia y lograron extenderlo por todo el oriente del Estado de México incluidas partes del Distrito Federal. La planeada psicosis, creada principalmente a través de las redes sociales (Twitter y Facebook) y algunos medios de comunicación, fue la perfecta cortina de humo para cubrir completamente o minimizar la verdadera tragedia de los asesinatos cometidos en el municipio de Chicoloapan por miembros del Partido de la Revolución Democrática.  Fue utilizada, al mismo tiempo, para hacer propaganda negra contra la organización Antorcha Campesina.

El clima en la zona oriente era de mucha tensión: calles semivacías, poco transporte, negocios cerrados, suspensión de clases y familias atrincheradas en sus hogares. Por la calle, personas gritando que supuestamente gente de Antorcha Campesina venía golpeando, robando e, incluso, matando gente. Se llegó al extremo de decir que había grupos de Los Zetas y de la Familia Michoacana.

Pero del ataque a mototaxistas antorchistas se decía muy poco. La agresión, ocurrida en la base el “Pórtico” en la unidad habitacional SARE Galaxia Los Reyes, en el municipio de San Vicente Chicoloapan, encabezada por Francisco Hernández Hernández alias el “Tuntun”, quien con su grupo arremetió contra los mototaxistas de Antorcha con armas de fuego, bombas molotov, palos, tubos y piedras dejando un saldo de un muerto (Manuel Chávez López) y unas treinta y cinco personas heridas, algunas de gravedad.

La estrategia del miedo colectivo fue llevada con toda alevosía y planificación; pues vecinos de municipios aledaños afirman cómo grupos de patrullas del Estado de México y vándalos recorrían las calles propagando el pánico. Aquí algunos ejemplos: “En un auto, alguien pasó gritando que nos metiéramos a nuestra casa, luego, otros vecinos dijeron que porros estaban robando en el tianguis de San Lorenzo Tezonco. No sabemos qué ocurre en realidad”; “Pasaron gritando que venían golpeando y matando gente. No sabíamos que hacer”; “Pasaron en camionetas gritando: cierren sus negocios porque ahí vienen los antorchistas robando”.  

Estos amañados rumores fueron desmentidos poco después por los dirigentes de Antorcha Campesina y los calificaron de viles calumnias. Al mismo tiempo, denunciaron la política de linchamiento que hay en el Estado de México en contra de la organización, instrumentada por altos funcionarios y grupos perredistas, quienes son los verdaderos agresores e incitadores a la violencia y al pánico. 

Pero, ¿Qué se buscaba con este falso rumor? ¿Darle un susto a los habitantes del oriente mexiquense? ¿A quién se quería engañar? ¿A quién se buscaba perjudicar? ¿Qué fines tenía? Hasta este momento la única respuesta a estas interrogantes es que los rumores no fueron una simple casualidad sino mas bien una muy bien instrumentada campaña por mentes perversas y por lo visto con mucho poder  en contra de la organización Antorcha Campesina.