Liseo González
Propagaron
el miedo como epidemia y lograron extenderlo por todo el oriente del Estado de
México incluidas partes del Distrito Federal. La planeada psicosis, creada
principalmente a través de las redes sociales (Twitter y Facebook) y algunos
medios de comunicación, fue la perfecta cortina de humo para cubrir completamente
o minimizar la verdadera tragedia de los asesinatos cometidos en el municipio
de Chicoloapan por miembros del Partido de la Revolución Democrática. Fue utilizada, al mismo tiempo, para hacer propaganda
negra contra la organización Antorcha Campesina.
El clima en la zona oriente era de mucha
tensión: calles semivacías, poco transporte, negocios cerrados, suspensión de
clases y familias atrincheradas en sus hogares. Por la calle, personas gritando
que supuestamente gente de Antorcha Campesina venía golpeando, robando e,
incluso, matando gente. Se llegó al extremo de decir que había grupos de Los
Zetas y de la Familia Michoacana.
Pero del ataque a mototaxistas antorchistas
se decía muy poco. La agresión, ocurrida en la base el “Pórtico” en la unidad
habitacional SARE Galaxia Los Reyes, en el municipio de San Vicente Chicoloapan,
encabezada por Francisco Hernández Hernández alias el “Tuntun”, quien con su
grupo arremetió contra los mototaxistas de Antorcha con armas de fuego, bombas
molotov, palos, tubos y piedras dejando un saldo de un muerto (Manuel Chávez
López) y unas treinta y cinco personas heridas, algunas de gravedad.
La estrategia del miedo colectivo fue
llevada con toda alevosía y planificación; pues vecinos de municipios aledaños afirman
cómo grupos de patrullas del Estado de México y vándalos recorrían las calles
propagando el pánico. Aquí algunos ejemplos: “En un auto, alguien pasó gritando que nos metiéramos a nuestra casa,
luego, otros vecinos dijeron que porros estaban robando en el tianguis de San
Lorenzo Tezonco. No sabemos qué ocurre en realidad”; “Pasaron gritando que
venían golpeando y matando gente. No sabíamos que hacer”; “Pasaron en
camionetas gritando: cierren sus negocios porque ahí vienen los antorchistas
robando”.
Estos amañados rumores fueron
desmentidos poco después por los dirigentes de Antorcha Campesina y los calificaron
de viles calumnias. Al mismo tiempo, denunciaron la política de linchamiento
que hay en el Estado de México en contra de la organización, instrumentada por altos
funcionarios y grupos perredistas, quienes son los verdaderos agresores e
incitadores a la violencia y al pánico.
Pero, ¿Qué se buscaba con este falso
rumor? ¿Darle un susto a los habitantes del oriente mexiquense? ¿A quién se quería
engañar? ¿A quién se buscaba perjudicar? ¿Qué fines tenía? Hasta este momento
la única respuesta a estas interrogantes es que los rumores no fueron una
simple casualidad sino mas bien una muy bien instrumentada campaña por mentes
perversas y por lo visto con mucho poder
en contra de la organización Antorcha Campesina.