20 dic 2012

LA MENTIRA OFICIAL EN LUGAR DE INFORMACIÓN VERDADERA

(Tomado del muro de  Abel Pérez Zamorano)

Información es poder y, en su defecto, confusión e incapacidad para resolver problemas. En lo que hace a la información gubernamental, para que sea útil a la ciudadanía y aplicable a la toma de decisiones, debe ser oportuna y relevante; también veraz y verificable mediante una metodología consistente, y basada en sólida evidencia; debe ser gratuita, de fácil acceso al pueblo y no privilegio de élites. La información de calidad es condición para una genuina democracia, pues un pueblo desinformado está incapacitado para comprender su realidad y tomar decisiones correctas (no se puede transformar positivamente aquello que se desconoce); en suma, es fundamental para la educación política del pueblo. Pero éste es sólo el deber ser, porque el ser va por otro lado, como se ve por lo que sigue.

Primero, el 11 de diciembre, el titular del Inegi, Eduardo Sojo, informó que: “De acuerdo con una nueva medición del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), al tercer trimestre del año había 29.3 millones de trabajadores informales, más del doble de los calculados anteriormente… La última medición del Inegi, en septiembre, con la metodología tradicional, arrojó que en el país había 14.2 millones de personas en la informalidad, esto es, 15.1 millones menos de las que se reportan ahora…” (Reforma, 12 de diciembre). En pocas palabras, un buen día nos despertamos con aquello de que “disculpe usted”, pero los ocupados en la informalidad son en realidad el doble del número que le habíamos dicho.

Segundo, durante cinco años del sexenio anterior el gobierno publicó estadísticas sobre muertes en la malhadada guerra de Felipe Calderón: la cifra llegó a 30 mil; sospechosamente, el sistema “se cayó”, y poco a poco dejó de fluir información o ésta fue volviéndose cada vez más confusa, para, al final de cuentas, quedar todo en agua de borrajas. ¿Cuántos fueron realmente? Como dice el tango: Dios sólo sabrá. Lo interesante es que el 27 de noviembre, el Centro de Análisis de Políticas Públicas México Evalúa, publicó un estudio según el cual el número de muertos ascendía a 101 mil 199, o sea, 3.4 veces más que la cifra oficial. A decir del organismo, su metodología se basó en el uso de documentos oficiales de las agencias del ministerio público de las procuradurías estatales, datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, y actas de defunción que registra el INEGI. Si el cálculo es equivocado o correcto, quién sabe; lo cierto es que ninguna dependencia gubernamental presentó datos duros para desmentirlo.

Tercero, en los días que corren, la SEP y el Inegi organizan un censo para conocer la matrícula en las escuelas y el número de profesores que en ellas laboran. Y es que el gobierno federal ¡no sabe cuántos alumnos y maestros hay! ¿Y entonces, la cifra que se nos ha dado, desde 25 millones hasta llegar a los supuestos 35.09 millones actuales, es falsa? La verdad es que durante los dos sexenios anteriores hubo ocultamiento. Cuarto, en materia laboral se dice que la tasa de desempleo es de 4.8 por ciento; pero, ¿qué tanto es eso contra el 25.8 por ciento en España y 25 en Grecia? Una bicoca. Muy abajo del 8 por ciento en Estados Unidos o el 11.6 en Europa, pero no porque nuestra economía esté muy bien, sino que la cifra de desempleo es falsa, por el algoritmo aplicado para calcularla. En fin, recordará también, querido lector, que el Coneval ha sido acusado de manera recurrente por académicos de renombre (entre ellos Julio Boltvinik), de minimizar la magnitud de la pobreza, mediante la aplicación de metodologías sesgadas.

Los ejemplos anteriores, y muchos más que podríamos citar, son muestras de la descarada manipulación informativa por parte del gobierno, asociada al ejercicio del poder. Pero atrás de todo esto hay un criterio de clase: para las élites, información privilegiada, fresca y exacta; para el pueblo, desinformación que impide su verdadera participación en los asuntos públicos; información de muy baja calidad, groseramente filtrada, y las más de las veces intrascendente, para que conozca sólo sombras de las cosas, como decía Platón; al pueblo se ofrecen sucedáneos, como chismes sobre la vida de los artistas, nota roja y escándalos que alimentan su morbo y sus sentimientos más atrasados. Y encima de todo, mentiras oficiales. Para el pueblo es la pirotecnia informativa; para los poderosos, la información que vale. Pero no nos engañemos. Esta práctica es tan vieja como lo es la dominación política; en eso no hay democracia informativa. Lo dejó dicho de manera inequívoca el célebre economista austriaco Friedrich von Hayek: “Todo el aparato (colectivista) para difundir conocimientos: las escuelas y la prensa, la radio y el cine se usarán exclusivamente para propagar aquellas opiniones que, verdaderas o falsas, refuercen la creencia en la rectitud de las decisiones tomadas por la autoridad; se prohibirá toda la información que pueda engendrar dudas o vacilaciones.” Y conste que el autor es uno de los economistas más prominentes de la escuela de Viena, pilar teórico del liberalismo moderno. En fin, como dijo Simone de Beauvoir: no nos engañemos, el poder no tolera más que las informaciones que le son útiles.

México, D. F., a 18 de diciembre de 2012

Al campesino


Chünte' Wiñik

Campesino,
el mundo está triste
y el astro luminoso
de amargo coraje se viste
marchitando tus plantas,
 tus cultivos.

Andando en tu camino                       
con tu lagrima cristalina,
con tu rostro sudoroso,
tropiezas con las rocas
pesadas cual la pobreza
que con tus hombros cargas.

Tu dulce amada,
tus hermanos,
tus padres y tus hijos
con los mismos sufrimientos
y vanas esperanzas
cultivan la tierra.

Campesino,
el mundo está triste
y el astro luminoso
de amargo coraje se viste
descubriendo tus penas,
tus dolores.

Esto es tu tenebroso infierno:
miserable cosecha
en tu extensa jornada,
llantos, tristeza y soledad,
hambre y dolorosa enfermedad
te acompañan en tu morada.

Tu pueblo aislado
sufre el olvido del gobierno.
La cruel injusticia,
las maldades,
la avaricia y el egoísmo
gobiernan el mundo.
  
Campesino,
el mundo está triste
y el astro luminoso
 con tierno cariño se viste,
alumbrando el camino
del futuro.

Envuelto en tu pensamiento
como una luz perlina,
con tu gesto generoso
indagas con tus hermanos
el origen de la pobreza
que a nuestro mundo azota.

Campesino:
¡Es tiempo de unirte
con tus hermanos!
¡Los colonos y los obreros,
 los estudiantes y maestros
con la misma bandera
desterremos la pobreza!  

Campesinos mexicanos leyendo El Machete, de Tina Modotti, 1924.


¡Ha llegado Santa Claus!


A. Mezqui.

                Ha llegado la época de navidad y con ella, uno de sus iconos principales: Santa Claus. Ese hombre gordito al que muchos pedíamos juguetes cuando éramos  niños,  pero que nunca nos traía nada o traía cosas que no le habíamos pedido  y teníamos que conformarnos con lo que trajera, no había de otra.

¿Pero cómo surgió santa Claus y por qué tuvo tanto éxito?

Nicolás de Bari
Nicolás de Bari, un obispo nacido  en el siglo IV en la zona sur de lo que hoy es Turquía,  fue muy reconocido por su caridad y fraternidad hacia los pobres, en especial, hacia los niños. Llegó a ser santo patrono de Turquía, Grecia y Rusia. Se cuenta que una vez supo de tres jóvenes que querían casarse pero no lo  podían hacer  porque el padre era muy pobre y no tenía dote para darle a sus hijas, entonces  el obispo apareció un buen día a la puerta de la pobre familia con tres bolsas de oro que servirían de dote a las jóvenes y se pudieran casar; otra historia cuenta que siendo varios niños apuñalados y heridos de gravedad, el buen obispo  rezó por ellos y estos se recuperaron considerablemente.

El obispo murió un 6 de diciembre del año 345 y por su fama y reconocimiento fue hecho santo por la Iglesia cristiana. Su muerte coincidió con la época navideña,  razón por la que se decidió que era la figura perfecta para repartir regalos a los niños  en esta época.

Al pasar de los años se extendió esta tradición, al tiempo que se hacían iglesias en su nombre. Para el siglo XII ya tenía un gran arraigo en Europa. Y en el siglo XVII los inmigrantes holandeses llevaron esta tradición a Nueva Ámsterdam, hoy Nueva york. Ahí, con el paso del tiempo fue tomando la forma como la  conocemos hoy, aunque  el verdadero San Nicolás era delgado y no vestía de color rojo.

En 1823, el escritor Clement Clark Moore supo sobre la manera de como San Nicolás viajaba y dejaba regalos frente a las puertas o ventanas de las casas  y se le ocurrió hacer un poema donde le cambió el nombre a  Santa Claus,  le atribuía un  trineo, renos y que volaba por los aires durante la noche. Datos indican que el caricaturista Thomas Nast (Nacido en Alemania y criado en Nueva York) plasmó a mediados del siglo XIX la figura de Santa Claus tal como la conocemos actualmente: hombre grande con vestimenta roja, botas negras, proveniente del polo norte.

Santa Claus
En los años de 1930, muy inteligentemente varias compañías hicieron uso de Santa Claus para promocionar sus productos, pues, esta imagen unida con el época Navideña-religiosa generaban sentimientos de generosidad y filantropía en la gente y la hacían susceptible para comprar sus productos. Se sabe que una reconocida compañía  de refrescos tuvo gran éxito al encargarle un trabajo al caricaturista Haddon Sundblom  quien se inspiró en Nast  para hacer su trabajo. Fue tanto el éxito,  que se cree que esta empresa fue la creadora de santa Claus.

Era el fin de San Nicolás de Bari. Terminaba la imagen que había servido a la iglesia para atraer feligreses. Toda su fama y reconocimiento mundial fueron  trasferidos a Santa Claus, la nueva  imagen que sirve al mercado mundial para cautivar consumidores.

Podemos ver en este ejemplo, como el sistema de mercado en el que vivimos, el cual, movido  principalmente por la compra y venta de mercancías, busca la manera de materializar en dinero, el capital del burgués, de obtener sus ganancias (ojo, obtener las ganancias,  no producirlas,  pues estas se generan al interior de  la fábrica),  por lo tanto, es imprescindible hacer que la gente compre productos  y más productos. Vemos como las empresas saben que una de las maneras más sutiles de influir en los consumidores para hacerlos que compren equis producto, es familiarizarse con el consumidor, generarles una atracción y crear una relación de amistad desinteresada.


Es desagradable y muy cierto, como las empresas hacen uso de los sentimientos de bondad y generosidad de la gente y toman ventaja de una u otra temporada para venderles  sus productos. Ahora nos surge la idea de consultar la historia de cada uno de los íconos en que creíamos y creemos para saber cómo llegaron a convertirse en lo que son, saber a  quiénes benefician en realidad y si son necesarios tantos personajes e imágenes para vivir en paz y armonía.







¿Asesinos solitarios o humanos hechos al gusto del sistema?

Ricardo Flores Ríoblanco

Newtown es un poblado en Connecticut, ubicado al noroeste de Nueva York a unos 128 kilómetros de distancia. Residen ahí unas 28 mil personas: 91 % es blanca, 5.0% es hispana, 1.6%  asiática y un 0.9% afroamericana. Ahí fue donde una de las tragedias más resonadas y sentidas en Estados Unidos tuvo lugar. Adam Lanza de 20 años asesinó a 20 niños entre las edades de 5 a 15años, además de personal pedagógico del plantel y seguridad, utilizando la última bala finalizó su existencia, provocando un total de 28 muertes. Todo un trauma entre una población aparentemente tranquila; ante los ojos de la Nación, una tragedia que difícilmente podrá borrar el golpe psicológico, además de aumentar el miedo y quizás, aumentar el deseo de portar armas para autodefensa.

De los hechos ya se ha escrito demasiado, se conoce de las historias de valentía y actos de valor frío que demuestran que cualquier humano es aun capaz de dar hasta su vida por proteger a una comunidad, pues se siente parte de un colectivo importante y entiende que tiene a su cargo vidas; se sabe de las historias de sobrevivencia, instinto que hasta el más pequeño de los humanos tiene innato.

Pero hasta ahora ni los medios de comunicación y sobre todo, ni los cuerpos policiacos encargados de la investigación, han podido dar respuesta al porqué un joven de 20 años tuvo la horrible idea de asesinar a su madre,  después disparar en contra de pequeños indefensos y sus maestros. Eso es entendible, pues, para saber con exactitud la razón del crimen desde la perspectiva del asesino, se tendría que preguntarle a la persona. Lo demás serían únicamente conjeturas. Y hasta hora se sabe que Adam era un ser solitario, extraño; se le pinta como alguien antisocial y poco conocido (dicen que era difícil para relacionarse con él)  entre la comunidad, pero aun así, identificable.

Pero, si no se puede explicar tan terrible acto aun teniendo un amplio expediente sobre el estado psicológico y personal de individuo, ¿cómo se explica la acción? Quizás debemos echar un vistazo a la sociedad en su conjunto, pues es ésta, al fin y al cabo, de donde han provenido dichos individuos, y digo provenido, porque esta no es la primera y única experiencia de este tipo en la nación más poderosa del planeta.

Primero, la sociedad americana se polariza en una guerra por el poder que se da entre cúpulas que buscan controlar los destinos del erario público; los Demócratas encabezados por Obama, piden a los ricos que aporten impuestos para aliviar lo que denominan el “vacío Fiscal”, en otras palabras, las arcas de la nación, dicen los demócratas, están vacías, lo que ocasionará una inevitable elevación de impuestos (señales de una recesión). La propuesta demócrata  es que los ricos aporten más, a lo que los Republicanos se oponen rotundamente. Hasta la fecha, no hay acuerdo, y aprovechando la balacera, Obama utilizó  el marco para pegarles a los republicanos en una de sus más sensibles partes, su firme y simbólica lucha por el derecho para portar armas por parte de la población, o sea, su “evangélica” tarea de proteger el derecho de la segunda enmienda de la constitución norteamericana.

Ejemplo de esto una de las más significativas organizaciones apoyadas por el sector ultraconservador-republicano, la famosa The National Rifle Association (NRA por sus siglas en ingles), o la Asociación Nacional de Rifles, (traducido literalmente, pues no cuenta con un nombre en español). Asociación la cual cuenta con un presupuesto de 300 millones de dólares anuales por parte de las arcas del Gobierno Federal, gracias al apoyo de legisladores que se identifican con el ultra-conservadurismo. En su sitio web, reconocen 15 000 personas afiliadas, mas se sabe que muchas otras organizaciones supremacistas incluidas las llamadas “resistencias” paramilitares (grupos ultraderechistas que quieren imponer las leyes de Dios en la tierra), apoyan su causa.

Obama trata de regularizar el mercado interno de las armas creando una ley que impida el acceso a armas de grueso calibre. Mercado que elevó sus precios para los consumidores nacionales (pues la mayoría de la producción esta destinada al ejercito), por  las guerras trasnacionales que E.U. ha emprendido para abarcar más mercado. Ahí, el gran enfrentamiento de las dos contrapartes políticas en el país que destina 41 % de su erario público en los gastos bélicos, con 211 millones anuales y a pesar de la crisis económica y un endeudamiento que sigue creciendo segundo a segundo. Se sabe que entre 2007 y 2011 E.U. aumentó sus gastos en este rubro en relación a los años 2002 a 2006, al 24 %, colocándolo como productor dominante a nivel mundial en el mercado de armas; 16 de las mayores empresas confeccionadoras de armamento y municiones son americanas.

Pues bien, ahí la contradicción de este juego político en el cual se han desenvuelto terribles matanzas en E.U., pues por un lado, el Presidente galardonado con el premio Nobel de la Paz, tan sólo quiere regularizar internamente el mercado de las armas, pero no así mundialmente, pues se sabe que suministra armamento a aliados, utilizando pretextos como la guerra contra el narco, tal como ocurre en México y Colombia, y mas recientemente, el apoyo en armas a la llamada “insurgencia” Siria. O sea, que se maten en otras partes del mundo, menos en nuestro país. Algo de pacificación.

Aterrizando al porqué de la violencia desatada en un país que se denomina a sí mismo como el más civilizado y libre del mundo, Obama es un abierto defensor del libre mercado, y busca implementar sus leyes donde quiera que va, en ese sentido, cae en la boca de la serpiente que defiende a capa y espada, pues ese misma filosofía es la que ocupan los republicanos defensores del uso de las armas, que ponen al alcance de cualquier ciudadano norteamericano equipo bélico  diseñado para arrancar muchas vidas. La organización NRA tiene grandes convenciones donde a niños, se les inculca sobre el uso de las armas. Es ese mismo mercado y su apertura, la que ha inundado al país de armas, lo paradójico es que en estados en los cuales las leyes no permiten el porte de armas, el mercado negro se encarga de comerciarlas, ejemplo claro Nueva York, donde la aportación de armas es difícil de conseguir, sin embrago, en el ultimo año se han registrado 30.000 muertes por armas de fuego.



No es difícil, pues, llegar a un planteamiento racional del porque actos de violencia se hacen más barbáricos y sangrientos en el país de primer mundo, cuando por un lado una creciente corriente ultraderechista evoca odio contra todo aquello contrario a sus concepciones, y por otro, la obtención fácil de armas legalmente  en una sociedad educada a satisfacer sus necesidades consumistas, sean las que sean, desde la pornografía hasta la afición por las armas. En ese sentido, ¿dónde están los grandes analistas de los medios de comunicación que condenan cualquier forma de organización popular, pero no las acciones de las clases en el poder, que indiferentes, y por motivos de lucro, dejan que la causa de los efectos sigan cobrando víctimas?          




Picasso, I have to go.

Liseo González

Marie-Thérèse (París, 1931)
Un cuadro en blanco y negro que encontré de una mujer anunciaba la exposición. Era de un pintor catalán y la de aquella pintura era Marie-Thérèse (París, 1931), una de las enamoradas del maestro. Debo decir que este primer encuentro fue algo casual y en lo más subterráneo del tren de la ciudad, pero la exposición se anunciaba como una grandiosa muestra: Picasso: Black and White.

Entre “No puedos” y “¡Claro, vamos!”, concreté con unos amigos la visita al museo. Uno de ellos, fiel apasionado y temerario continuador del estilo del pintor, nos dio una reseña de los tiempos de la guerra civil española; de las tragedias en la adolescencia del pintor como la de su mejor amigo Casagemas y nos fue contando etapa por etapa, desde el Rosa hasta el Negro pasando por el Azul; y de mujer por mujer, desde Fernande Oliver, Olga Koklova (su primera esposa), Marie Thérèse Walter, Jacqueline Roque y hasta Françoise Gilot, entre demás amantes ocasionales del autor.

Nos explicaba que Pablo Ruiz Picasso (1881-1973), había sido un pintor y escultor de los más importantes del siglo XX. Nos dijo que había sido un artista polifacético: inventor de formas, innovador de estilos y técnicas, artista gráfico y escultor; llegando a ser uno de los creadores más prolíficos de toda la historia. Y nos comentaba que su estilo parecía estar hecho a base de pequeños cubos, por lo que llegaron a llamarle Cubismo. -Picasso, tan fiel a su arte y tan infiel a las mujeres- fue una de las sentencias de la introducción. Nos lo explicaba como una rara contradicción, mezcla de apasionado amor tanto por mujeres como por el arte.

Cabeza de caballo, 1937.
Eran muchos datos como para recordarlos, así que busqué entre mis cosas un pedazo de papel y algo con que escribir tratando de hacerme de pistas para entender al autor más allá de las pinturas. Y sin darme cuenta comencé a escribir una anécdota, esta. “Picasso fue así y no hay que andar con rodeos”, nos enfatizaba nuestro amigo al referirse al erotismo de algunas esculturas.

Después de la introducción, la emoción y las ganas de oleos y bronces estaban caldeadas. El museo era majestuoso y la estructura en especie de espiral nos pronosticaba un festín en ascenso.

Nuestro amigo, de estupenda memoria, ahora hacia el papel de guía. El primer cuadro que vimos fue “Mujer planchando”, una obra de 1904 y que pertenece a la época Azul de Picasso, y de la cual, recientemente se anunció que está pintada encima de otro trabajo del mismo autor. Una práctica que utilizó el pintor toda su vida, sobre todo en la época de las vacas flacas.

Mujer planchando, 1904.
Pudimos atestiguar y sentir el erotismo de esas grandes narices y voluminosas caras de sus esculturas. Recorríamos los desnudos de los modelos; sus guitarras y su cubismo. La miseria que  no escapó a la mano del pintor quien en muchas obras la dejó plasmada. Dejamos el espiral del primer piso y seguimos en el segundo. Nuestros ojos estaban encantados. Este acercamiento era todo un éxito. Y los lienzos seguían. Estábamos tan embebidos que hasta pasamos de largo una pequeña exposición de arte moderno.

Pero como en toda tragedia lo mejor está al final y aquí el espiral nos reservaba lo mejor para los pisos superiores: Guernica y más obras nos aguardaba allá arriba. Seguimos subiendo. Ya estábamos en el tercer piso todo iba perfecto. Para nada advertimos a ese traje con corbata negra que se nos acercaba. No sabíamos la razón o su inquietud para acercarse, hasta que estuvo cerca y nos soltó su sentencia nítida y fría: “I’m sorry guys but the museum is closing in five minutes.“

No supimos que decir, no encontrábamos donde guardar nuestras ganas y nuestro deseo de subir a los pisos que nos faltaban. Solo  acertamos a acercarnos al borde del piso y suspirar siguiendo con la mirada el resto de las pinturas que, por lo menos ese día, nos eran negadas. Era irremediable, nos teníamos que ir. Ni modo, Picasso, I have to go.

19 dic 2012

Diatriba contra un escritor

Liseo González

“…los personajes se escapan de los libros y van a buscar al autor.” León Felipe

                El reloj marcaba las doce y cuarto, nada tarde para una buena cena. Doce y cuarto, hora en que las grasientas luces de los puestos callejeros de comida se exhiben como manantiales en este desierto nocturno. Manteles plásticos y banquillos es lo que hay. En las mesas, los solitarios saleros resplandecen con su finísimo contenido. Después de llenarse el estomago retoma la prudencia y reanuda el camino a casa. Ya en el carro, el espejo con su detestable reflejo exhibe  un rostro exhausto y ajetreado, el de Sebastián. Te ves bien, te ves mejor que ayer –se daba ánimos-. Arrogancia y nada más. Enciende el motor y arranca…

…A ver, a ver, esperen un momento, ¿este escritorcillo cree que puede hacerme como se le de la gana? ¡Nah! Inocente, se esfuerza por sacarse todo de la cabeza, sin saber que todo está alrededor. Las historias no se buscan o se crean, suceden y ya, no hay nada que buscar.

Pobre escritor, inocente. Quemándose la cabeza por una buena historia de amor.

Me levanta temprano, me viste como se le da la gana, me mete entre callejuelas con diáfanas luces, me enamora de cualquier linda mujer y después de mucho bla, bla, bla ¡pum! Su historia de amor. Pero ¿en dónde  quedo yo? ¿Entre el bullicio de enamorados? ¿En una historia mal contada? ¿en una historia de amor?

Por si eso no le bastara, me baña cuando quiere si es que quiere, me ilusiona, me deja caer, me levanta, me tumba otra vez y me mata si se le da la gana. La idea es hacerme apetecible para los demás, pero ¿y que hay de este desafortunado servidor? ¿Qué hay de este personaje, hasta ahora sin voz?

¡Bah! Con todo y  mi arrogancia, pero esto se acabó. De ahora en adelante quien busca soy yo. Tal vez no iré más allá de un cuento, o peor aun, terminaré en un borrador entremezclado en un puñado de papeles inútiles, no me importa, será lo que se escriba pero yo no termino esta historia sin antes decirle sus verdades a este escritor.

Conste que esto no es tristeza, ni rencor, mucho menos pesar, tal vez, un poco de rabia, pero solo un poco y nada más. Es más bien una genuina reacción de esta tronchada dignidad que ha sido pisoteada, aunada a una natural reacción de rebeldía que me ha sido dada como mortal. Sea lo que sea, pero ésta rebeldía, repugnante para muchos, no me deja en paz. Ahora si, mi querido escritor, ya puedes terminar tú historia cuando quieras. Sabes que, no. Esta vez no serás tu quien ponga el fin, seré yo. FIN.

Sinceramente: Algún personaje de una historia mal contada.


(Aunque no le guste, le quiero agradecer a mi colega M. Domínguez, por tomarse el tiempo para realizar la ilustración de esta historia. Muchas gracias.)


6 dic 2012

Una raza castigada y despreciada.


Ricardo Flores Ríoblanco

Foto de archivo del Gobernador.
                                     El Gobernador de Chihuahua César Horacio Duarte Jaquez negó que existiese un rezago en las comunidades indígenas tarahumaras en Chihuahua como lo reporta la ONU en su informe titulado “Desarrollo Humano de los Pueblos Indígenas en México”, de principios de 2012. Anteriormente negó que hubiese suicidios colectivos realizados por madres desesperadas por no tener que darles de comer a sus hijos, afirmando que existía un programa de integración que aliviaba y auxiliaba a dichas comunidades. Pero recientes y a la vez alarmantes noticias de aquella región, provocan serias dudas sobre la situación actual de los indígenas. Se sabe que el gobierno duartista no ha logrado abatir el rezago educativo en las comunidades indígenas, pues, de acuerdo a los estudios recientes, menos del 50% de la población femenina indígena en el estado, ha logrado cursar algún tipo de estudio, dejando de ser analfabetas pero, sin llegar a terminar siquiera la primaria.  La taza de mortalidad infantil es del 43%, pues, en un 90% de las comunidades se carece de infraestructura básica, centros de salud, alumbrado, rutas de acceso, etc., al mismo tiempo, el 60% de estas comunidades carecen de agua potable y drenaje, no se diga de las míseras condiciones de vida que en el hogar padecen.  

De acuerdo a la declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 13 de septiembre de 2007, se afirma que los pueblos indígenas deben estar libres de toda discriminación y se establecen el derecho a la autodeterminación, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales, así como el derecho a participar en la vida política, económica y social de la comunidad en la que viven.

En ese sentido, el Gobierno del Estado ha cumplido pobremente con las recomendaciones de la asamblea, dejando a las comunidades tarahumaras en un abandono palpable. Recientemente se dio a conocer que al menos 17 comunidades de los municipios serranos de Guachochi, Morelos y Batopilas se encuentran bajo control de narcotraficantes, los cuales explotan a los pobladores y no permiten el ingreso de los profesores rurales para que los niños reciban educación.     

También se dio a conocer sobre el indignante proceso judicial de Graciela Mancinas Motochi, quien mató a su pareja sentimental, hecho por el cual no tan solo fue linchada mediáticamente llamándola asesina, sin antes hacer una investigación sobre el porqué de sus acciones. La sociedad y sus métodos “civilizados” de justicia también causaron daños a la indígena de 23 años que bajó de la sierra, con la esperanza de traerse a su hijo a la zona urbana.

El proceso judicial llevado en contra de Graciela Mancinas, atropelló no tan sólo sus derechos constitucionales, sino los internacionales. Careció desde el primer momento de traductor, no se realizaron estudios médicos para buscar indicios de violencia que pudieran haber llevado a la mujer a cometer el acto, es decir, no se analizó su caso detenidamente. Fue cuando un representante de los derechos humanos intervino y sus derechos internacionales fueron reconocidos, se le realizaron estudios médicos que concluyeron que Graciela fue abusada por su pareja sentimental, maltratada y obligada a limosnear, todo por su condición vulnerable en una ciudad donde autoridades parecen no contar con mecanizamos para la protección de los indígenas. 

Graciela Mancinas Motochi
La historia va más halla de lo absurdo, aun concediéndose la libertad condicional una vez corroborada su vulnerabilidad, se le quitó su derecho a la libertad, encerrándola en el cerezo Aquiles Serdán. De nada valieron las denuncias y reclamos  del  presidente de la Comisión de Derechos Humanos en el estado, Doctor Raúl Plascencia Villanueva.

Chihuahua vuelve  a ser como en los tiempos pasados, foco de injusticia e ingobernabilidad. La pobreza azota a los más desprotegidos, y la justicia castiga su ignorancia privándolos de sus derechos a una vida digna  incluyente.
  
¿Cuántos ríos de tibias lágrimas encierran los duros ojos de nuestra raza?
¿Cuántos amaneceres han perdido tan dulces ojos?
Me hago diminuto y lloro a su lado, pero sus rudas espaldas tan majestuosas al alba, dobladas por la carga, no sienten ni saben que yo he sufrido con ellas, mas mis lágrimas pagan por el sentimiento que brota.
¡No es fría sentimentalesa ni vulgar hipocresía! Es lo que más quema y desgarra de mi propia entraña y sangre.
Y debo, ante el sufrimiento, hacer caso a mis dolores, pues, aunque éstos florecen en rosas que resaltan en todo un jardín como las más opacas y tristes, las cuales al ser acariciadas ofrecen dulces o amargas gotas de miel.
Recuerdo y siento el dolor ajeno, algo que el tiempo me ha enseñado a  expresar como parte mía, lo expreso con pluma en mano, ¡y emprendo!


CRECIENTE SUBORDINACIÓN DEL TRABAJO AL CAPITAL


Tomado del muro de Abel Pérez Zamorano

Una doble tendencia se impone en el mundo, con carácter de ley: por una parte, el desempleo creciente o el subempleo de los trabajadores, y por otra, que quienes están empleados son sometidos cada día más al poder empresarial, como propiedad suya. En su contradictoria relación con el capital, el trabajador se ha ido volviendo “sobrante”. En México, más de un tercio de la PEA está desperdiciada en el sector informal, subempleada, o condenada a la delincuencia; doce millones de mexicanos han emigrado al no encontrar lugar en la economía nacional. Pero esta situación no es privativa de nuestro país. En España, 50 por ciento de los jóvenes y una cuarta parte de la fuerza laboral total están desempleados; y en general, el fenómeno se ha agudizado en Europa y Estados Unidos. Pero no siempre ha sido así; el capitalismo naciente sufría una grave carencia de fuerza de trabajo, al grado de tener que obligar a los obreros a reportarse a las fábricas, como ocurrió en Inglaterra. En México, el auge del capital y su correspondiente atracción de mano de obra tuvo lugar entre los años cuarenta y sesenta. En Estados Unidos, ejemplo ilustrativo, durante la Segunda Guerra Mundial y en la posguerra se vivió una grave carencia de mano de obra, que dio origen al programa “bracero”; pero los tiempos han cambiado, y hoy los trabajadores “sobran”, y como consecuencia se está sellando la frontera, en formas incluso violentas; además, en varios Estados cunden las leyes antinmigrantes. En suma, millones de trabajadores sobran aquí y sobran allá, pues el capital en su dinámica así lo dicta. ¿Pero entonces, qué será de todos esos pobres?

Como podemos ver, eso no parece importar mucho. El trabajo es considerado como un simple “insumo”, y como tal es tratado, aplicándole el conocido criterio empresarial just in time, según el cual todos los suministros deben ser proveídos con rigurosa exactitud en el tiempo, lugar y cantidad requeridos por la industria, para que ésta sea competitiva. Pero la subordinación del trabajo al capital no ha existido siempre, ni en igual medida. El asunto tiene su historia. Desde la aparición misma del hombre, el trabajo como creador de satisfactores fue condición fundamental de la vida humana; al realizarlo, el hombre mismo se realiza como tal, despliega todas sus capacidades, reta a su mente, fortalece su cuerpo y templa su espíritu. Mas para producir se requieren medios: materias primas, herramientas, tierra, etc., pues no es posible laborar en el aire, con sólo las manos o el pensamiento. Y mientras el trabajador, artesano o campesino, poseyó esos medios, podía crear los satisfactores de sus necesidades, y era libre. Sin embargo, en un contexto dado surgió el capital, producto sui géneris del trabajo mismo, que se caracteriza por ser un valor que crece, y lo hace sometiendo a su propio creador, monopolizando los medios fundamentales de producción, de modo que nadie pueda trabajar si no es con ellos; primero lo hizo de golpe, despojando a los productores directos y convirtiéndolos en asalariados, y ha seguido durante siglos, en un progreso paulatino, acelerado en las últimas décadas por las crisis económicas, que diezman la estructura empresarial y productiva. Así, se ha apropiado de una proporción cada vez mayor de medios y riqueza creada, y como colofón de ese dominio económico impuso luego su poder institucional: absolutizó y sacralizó el derecho de propiedad, y se adueñó del proceso productivo, de su organización, e impuso objetivos, jerarquías empresariales, y logró el poder de ajustar a su conveniencia la cantidad de fuerza de trabajo a contratar.
Vendedores ambulantes en ascenso.
De esta forma, el capital ha avasallado al trabajo y sus portadores, rompiendo todo equilibrio y consideración por el bienestar social, pugnando siempre por evitar que, en detrimento de la ganancia, la cantidad de trabajadores llegue a ser “excesiva” y provoque elevación de costos; esta preocupación anima, por ejemplo, las fusiones empresariales que buscan reducir el número de empleados. Asimismo, el desarrollo tecnológico no ha aligerado el peso de la carga; más bien la ha hecho más pesada, pues expulsa a muchos trabajadores para abaratar costos, y sujeta a los restantes a las máquinas, endurece la disciplina fabril y aumenta la intensidad del trabajo.

Un último elemento completa el cuadro. Para que este esquema opere y se reproduzca, el trabajador debe vivir siempre pobre, condición indispensable para que se vea obligado a emplearse con los dueños de los medios, atrapado en un refinado mecanismo de coacción extraeconómica, mucho más efectivo que el de la vil fuerza bruta a que eran sometidos el esclavo y el siervo de la gleba; a diferencia de ellos, el obrero moderno concurre “voluntaria y libremente” a trabajar.

Ésta es la tragedia del trabajo, desplazado, como en una obra de ficción, por su propia criatura, en una situación que sólo podrá superarse cuando los trabajadores alcancen una real capacidad de negociación con el capital y un equilibrio que permita un mayor nivel de bienestar social. El capital no puede seguir siendo el monarca absoluto de nuestros tiempos; debe acotar su poder, aportando, ciertamente, lo que debe, pero sin nulificar al hombre.

México, D.F, a 27 de noviembre de 2012

VANDALISMO Y REVOLUCIÓN


Tomado del muro de Omar Carreón Abud

Si en México existen casi ocho millones de jóvenes que no pueden estudiar ni trabajar y si –salvo raras excepciones- los niveles de conocimiento que adquieren los que llegan a la educación superior, son insignificantes, no hay que averiguar mucho para saber de qué sectores de la población salieron los que protagonizaron los graves actos de vandalismo y destrucción el día que Enrique Peña Nieto protestó el cargo de Presidente de la República en la Cámara de Diputados. Los jóvenes y los adultos que participaron en los hechos son producto, son hechura del sistema, son consecuencia de la desocupación y de la educación simulada, así de que bien harían, quienes ahora se rasgan las vestiduras y los condenan, en comportarse con un poco de mesura.

El origen social de los autores materiales de los sucesos y su instrucción académica y política no significa, ni mucho menos, que hayan actuado de manera espontánea, al contrario, precisamente por eso, debe considerarse que alguien con poder y con dinero los organizó, los adiestro, los armó y financió para que llevaran a cabo el operativo. Los hechos fueron, pues, resultado de una decisión política y tenían propósitos políticos muy claros: lanzar al país y al mundo entero el mensaje de que hay una enorme indignación social por la llegada de Enrique Peña Nieto a la presidencia de la república.

Pero, ¿qué se pretende con desprestigiar a Peña Nieto? En el plano internacional, se quiere presentarlo como un presidente débil, muy cuestionado y con muchos y muy furiosos enemigos. Pero en la época de la enconada competencia por la exportación de capitales hacia los países “emergentes” como México, ¿a quién beneficia presentar ante el mundo a un presidente cómo un representante débil? Al imperialismo. No beneficia, ni a las clases poderosas autóctonas que aspiran a una negociación favorable a ellas en la instalación de los capitales extranjeros, ni a las clases populares a las que tampoco podría defender con eficiencia un presidente débil que se lo propusiera. Luego entonces, me permito presumir que quienes fraguaron los actos de violencia el día de la toma de posesión del nuevo presidente, queriéndolo o no queriéndolo, sabiéndolo o no sabiéndolo, le hicieron el juego a los intereses imperiales. Eso, por lo que respecta al plano internacional.

Y en el ámbito interno ¿que esperaban de la impresión de debilidad presidencial? Esperaban una posibilidad de tomar el poder y usarlo para sus intereses particulares. En realidad, no sólo esperaban generar una impresión de debilidad, esperaban abrir importantes frentes de ataque para embestir con mayor enjundia: recuérdese que no solamente estallaron los disturbios, sino que, llegado un cierto momento, Ricardo Monreal anunció en tono triunfal en la tribuna de la Cámara de Diputados, que ya había un muerto, “el primer muerto del nuevo régimen”; no obstante, la importante conquista para la agitación muy pronto se volvió humo pues el muerto nunca existió.

La táctica de la violencia callejera ejercida por ciertos grupos ya va siendo conocida, un guión que se repite. Salen, provocan a la policía, le avientan piedras y palos, le arrojan fuego con estopas encendidas o bombas y arremeten contra el mobiliario urbano y la propiedad privada buscando una reacción violenta, un muerto que permita ahondar y ampliar la agitación; en caso de que no haya tal muerto, hay detenidos “aunque sea” y la “lucha” continúa por la liberación de los detenidos y luego por la limpieza de los expedientes de los detenidos ya liberados. Llama la atención en este caso, como en otros similares, que los autores materiales nunca sean identificados plenamente con nombres y apellidos, que, aún encarcelados, sigan enmascarados y en el anonimato, que no se identifiquen líderes, no haya nombres ni apellidos, ni escuelas ni centros de trabajo ni colonias, ni nada, el público está ante un colectivo anónimo sin estructura y llama, por supuesto, también la atención que, como complemento, aunque el señor procurador del DF declara que hubo autores intelectuales, no atina a identificarlos ni procede a detenerlos.


Las viejas teorías políticas que consideran que las actividades llamativas de grupos pequeños o relativamente pequeños que se enfrentan a “los cuerpos represivos” con el fin de que su arrojo estimule la indignación y, por tanto, la actividad de las grandes masas, hace ya mucho tiempo que demostraron su completo fracaso. Se trata ahora de un refrito de la vieja táctica del hostigamiento constante del “enemigo” mediante escaramuzas audaces y espectaculares, ya no por un pequeño comando, como en la teoría del foco, sino mediante las acciones de grupos más numerosos que simulan acciones de masas insurrectas. Uno de los más grandes teóricos de la política que ha existido, hace ya un siglo que afirmó que si los obreros, las clases pobres no se indignan y protestan por su deplorable situación personal y las de sus familias, menos se van a conmover porque un grupo de gentes se enfrente con la policía o el ejército. En fin, estos choques no sirven para estimular la actividad revolucionaria de las masas, ¿para qué sí sirven entonces? Para aumentar la posibilidad de que una minoría tome el poder mediante un putsch. Todo ello sin tomar en cuenta el grave daño que le hacen a la auténtica lucha de masas por reivindicaciones, llenando de argumentos la boca de los sicofantes, de los enemigos descarados del derecho constitucional a la manifestación pública, es decir, queriéndolo o no queriéndolo, sabiéndolo o no sabiéndolo, le hacen el juego a la derecha cavernaria enemiga de la lucha popular.

Estas maniobras, reputadas como de la “izquierda radical” y, por tanto, supuestamente revolucionarias son, en realidad, acciones de minorías impacientes que desprecian y se apartan de la educación y la concientización de las masas, tanto para que participen en un cambio social lo más pacífico y ordenado posible, como para que hagan viable la construcción de una nueva sociedad. “Explicar pacientemente” es para sus instigadores veneno puro, el peligro de que una masa educada y clara, con un liderazgo consecuente, honrado, eficaz y que las dirija personalmente y no desde la sombra, los saque de la escena. Por eso privilegian los actos espectaculares, los actos vandálicos de violencia, porque así impulsan sus ansias personales de poder, son, pues, enemigos de la revolución social.

Morelia, Mich., a 4 de diciembre de 2012

Toma de protesta

Por Edwin Ahedo


5 dic 2012

Fragmento nocturno (Azul)


Liseo González

Despertaba todo risueño de una holgada y exquisita noche. Había sido exquisita pues te había evocado y traído junto a mí. Me levanté y vi la luz del día, me restregué las chinguiñas y medio acomodé  los necios cabellos. Encendí después la radio, algo que no suelo hacer, pues acostumbro a salir corriendo todas las mañanas. Para mi fortuna sonaba una canción muy acorde con los pensamientos que se aglutinaban en mi mente: “Cuando yo sentí de cerca tu mirar de color de cielo de color de mar mi paisaje triste se vistió de azul con ese azul que tienes tú.”

Las primeras letras de aquella canción me hacían sentirte más próxima, a pesar de una gran distancia que nosotros insistíamos en aminorar con sueños y pensamientos. El nocturno sueño se hacia más latente y ya mezclados sueño y canción, yo insistía -Era un no me olvides convertido en flor era un día nublado era un día sin sol azul como una ojera de mujer como un listón azul, azul de amanecer.-

Todo fluía a un solo ritmo. En tanto, en mi memoria, se delineaban tus ojos cafés y tu graciosa sonrisa. Mis ojos irradiaban emoción y sonreía: “Cuando yo sentí de cerca tu mirar de color de cielo de color de mar mi paisaje triste se vistió de azul con ese azul que tienes tú.” Cuando me aproximé a tus labios me di cuenta que ya estaba listo para salir a laborar, aunque mi sonrisa no lograba disimular. Tomé un poco de jugo de manzana, mientras veía la manecilla del reloj imperturbable avanzar: 8:31:01; 8:31:02; 8:31:03; 8:31:04...

Trataba de recordar lo que te decía al oído antes de despertar, pero por alguna ingrata razón no lograba traerlo todo a mi memoria. Quería volver a sentir la satisfacción interior de escucharme decirte cosas al oído y recordarte escuchando imperturbable cada palabra que entraba lentamente por tu oído… -Era un no me olvides convertido en flor era un día nublado era un día sin sol azul como una ojera de mujer como un listón azul, azul de amanecer-. La música terminó y mi día comenzaba.      
               
Ya en el tren fui recordando todo lo que te decía, palabra por palabra: “Todo es un sueño, mi amor. Todo es un sueño. Mañana nos levantaremos temprano y tomaremos café, tu con leche y yo con pan. Después caminaremos por las calles plagadas de gente y nada nos sorprenderá. Tú te irás a la escuela y yo a trabajar. Antes de despedirnos yo te miraré a los labios y tú me mirarás a los ojos y me dirás una dulzona palabra. Por la noche platicaremos nuestras desventuras y antes de dormir te declamaré poemas al oído. Recuerda, por ahora, todo es un sueño, mi amor. Pero juntos lo haremos realidad.” Y sonreí.




Palestina, un paso adelante.


Liseo González

Hemos despedido el mes de noviembre bombardeados con indignantes imágenes de un pueblo palestino atropellado por la fuerza de un imperialismo rabioso, que no tuvo el menor empacho en usar sus armas contra un pueblo indefenso; sustentando sus argumentos con un discurso hipócrita y falso. “¡En nombre de la lucha contra el terrorismo!” Ya nadie les cree este discurso.

Los atropellos que el pueblo palestino ha sufrido por parte del régimen israelí son escalofriantes. En Gaza estuvieron soportando misiles durante varios días y por muy poco, también una intervención terrestre por parte de la fuerza militares.

Israel, usando sus más refinadas mañas, nos presenta a los palestinos como un pueblo bárbaro y salvaje, al que se le debe someter. Toma el ejemplo más radical, Hamas, para deducir que todos son radicales. Es decir, condena a un pueblo entero a la muerte. Las imágenes no mienten, las bajas que hubo fueron en su mayoría civiles y no los supuestos terroristas.

Pero después de los bombardeos vino el anuncio, el jueves 29 de noviembre, del reconocimiento de Palestina como Estado no miembro de la ONU (contó con el apoyo de 138 estados), a lo que Israel reaccionó colérico tomando medidas económicas buscando dañar la débil economía palestina y al pueblo en general. Algo que ya han hecho en otras ocasiones, como hace un año, cuando el gobierno palestino buscó ser reconocido como Estado por la UNESCO, cosa que logró.

El enojo del gobierno de Israel y de los Estados Unidos es que, supuestamente, ahora reconocida Palestina como Estado no miembro de la ONU, no ayuda a las pláticas de paz entre los dos países, pues, hay otras fuerzas que pueden intervenir. Un argumento absurdo tomando en cuenta los sucesos ocurridos en la Franja de Gaza las semanas pasadas. Muy pocos les creen sus mentiras. Sobre todo porque esas formas negociadoras ya se han agotado y ahora se tiene que seguir buscando la soberanía y la paz con otros recursos.

Al mismo tiempo, el supuesto compromiso de paz de Israel se contradice con la expansión e invasión de sus asentamientos hacia territorio palestino. Y ese muro, que es como una gran bofetada de concreto, y que da muestra de una política cerrada y poco viable para traer la paz a estos países. No se necesita ser un genio de la política internacional para darse cuenta de este absurdo. Esto que estoy diciendo no es una acusación a todo el pueblo israelí sino a la fracción reaccionaria y a los miembros ultranacionalistas que se sienten demócratas intachables y que gobiernan ese país.

Y ahí vemos a los soldados israelís matando inocentes. “Combatiendo radicales”. Atacando con una desmedida ferocidad  mucho peor de la que dicen combatir. Pero, tal parece que el reloj israelí se ha detenido. Siguen pensando que nadie va a abrir la boca para condenar sus brutales actos y que todo seguirá quedando en la impunidad. El pueblo palestino ha dado un gran paso logrando el reconocimiento ante el organismo internacional, pero es tan solo un paso más. Y no debe dejar de exigir su derecho inalienable a la paz y felicidad, derecho, por cierto, inalienable de la condición humana.