Liseo González
Sin duda,
el triunfo del presidente Hugo Chávez Frías en las pasadas elecciones
venezolanas dejó atónitos a muchos, pero a la gran mayoría, no tanto, pues,
desde antes de las elecciones las encuestas dejaban ver otra cosa. Aun y con la
gran ventaja que mantuvo Chávez durante toda la campaña, el presidente nunca
dejó de recordar a sus seguidores que no
debían confiarse y que tenían que mantenerse alerta en todo momento. Finalmente
el anunciado triunfo llegó y con él la oportunidad de seguir construyendo el gran
Proyecto Bolivariano.
Ante el triunfo de la marea
roja, el candidato opositor, Henrique Capriles Rodoski, salió a aceptar su
derrota y a pedir que se respetaran los resultados, algo que, sin duda, dejó un
sabor amargo entre sus seguidores y financiadores nacionales y extranjeros.
En esta ocasión Chávez logró algo
más que vencer a la oposición, logró hacer más fuerte la unidad de Venezuela y hacer más grandes sus lazos con
muchos de los países de Latinoamérica. Los retos que ahora se le presentan al relecto
presidente son muchos: mantener y hacer más solida la unidad latinoamericana; continuar
con los apoyos petroleros a países pequeños; asegurarse de que la riqueza venezolana
siga llegando a las capaz mas desprotegidas, y sobre todo, seguir siendo ese ejemplo de gobierno
progresista y desafiante ante los embates de las reacias clases conservadores
que se obstinan en recuperar el poder para mantener sus riquezas personales en
detrimento de las mayorías.
Hoy la chispa bolivariana brilla con todas
sus fuerzas, prometiendo extenderse a muchos países más. Y mientras el pueblo mande,
así seguirá siendo.