Aldonza Hudson
Apresuradamente
como olas en escape se anidaban en mí.
Dentro, mi corazón sentía el mundo en un instante.
Yo
había recorrido el universo y, quizás, fue en esa mirada fugaz
donde
el amor tomaba de la mano a la melancolía.
Con
las hermanas angustias perseguidas de esperanzas que,
preñadas
de un futuro rebelde, jovial, añejado de historia,
de
cambio y revolución gritaban sin cesar.
Sí,
aún recuerdo las brasas de ese aliento:
abrazan,
queman, funden, forjan.
Esa
noche es mi testigo y las estrellas fieles brillan.
El
aire nos cobija y la luna sonríe.
El
tiempo guarda ese momento;
juntos
lloramos y gritamos.
¡Oh!
esa mirada fugaz
envuelta
en ese vestido verde,
que
desciende al compás del sonoro canto
y
que secuestrando mi alma,