Por Ricardo Flores Ríoblanco
Por medio de la televisión, radio y
prensa escrita, los mexicanos hemos experimentado un bombardeo continuo de
información relacionada con la situación del país, siendo la inseguridad casi
el único tema del que se habla y del que se reflexiona por parte de los “estudiados”
de la comunicación; pero la realidad va más allá de lo que ellos se atreven a
admitir ante un pueblo que arde bajo el puño de los que gobiernan y los que
disfrutan del dominio económico.
Los medios informativos buscan crear la idea de
que la inseguridad es causa y efecto de la mala, muy mala situación en la que
prevalece el país, enfocan el problema en la ineficacia (algunos dicen ya
caduco) del sistema judicial, lo que ocasiona a su vez una serie de males como
la corrupción, la inseguridad, el deterioro de la moral así como de la familia
y a su vez, la sociedad entera.
Como si la inseguridad por si sola deteriorara
una sociedad, la cual según ellos podría continuar su marcha por el camino del
desarrollo con el solo cambio de las leyes; proponen el “refuerzo” de las instituciones policiacas, imponiendo a
las mayorías un estado de control casi marcial, restringiendo derechos
colectivos, como el organizarse y protestar en masa sea para exigir solución a
una demanda incumplida o compromiso no cumplido
por las autoridades y si lo exige el caso, poner de manifiesto su
inconformidad ante cualquier medida gubernamental que se considere lacerante
contra el pueblo, por parte de las
organizaciones sociales.
Dada la extrema pobreza en la que viven la
mayoría de los mexicanos los cuales suman, según algunas estimaciones, más de 85
millones de personas (poco más del 80 % de la población total), dichas protestas
son el pan de cada día, el dato por sí
solo, es rebatido por las autoridades que aseguran haber creado un sistema que
se encarga de las necesidades de sus gobernados a los cuales mantienen en
condiciones mejores que en épocas pasadas, pero, ¿porqué entonces la campaña por parte de los
medios para plantear la problemática del país, enfocando la información solo en
la inseguridad?
Todo está dicho y de todo se habla según los
medios, y sin embargo la verdad sobre las condiciones en las que vive y trabaja
el pueblo (en cuidad y campo), se callan, no se dice por ejemplo que las
muertes por desnutrición rebasan por
casi al doble las cerca de 60 mil por el narcotráfico (periodo 2001 a 2010), siendo 85 343 en el mismo periodo (fuente:
Instituto Nacional de Estadística y Geografía); no se habla de los aproximadamente 400 mil
mexicanos que anualmente parten hacia el extranjero a buscar los medios para
sostener a su familia, pues en su patria no encuentran empleo; no se habla de
los accidentes laborales que de acuerdo a datos oficiales han incrementado en
años recientes, revelando así las pésimas condiciones con las que tiene que
lidiar el trabajador mexicano, dejando 403 mil 336 personas con luxaciones,
quemaduras, heridas, fracturas y hasta amputaciones.
Si
agregamos a todo esto las condiciones de vida en la que habitan las familias
tanto del campo y las ciudades, como son: zonas desapartadas con
difícil acceso e incluso sin ello, pues tanto en la cuidad como el campo hay
zonas incomunicadas a falta de carreteras y caminos, convirtiendo con ello la
introducción de servicios básicos como la luz eléctrica, el agua potable, el
drenaje y transporte algo casi imposible
de recibir, podremos hacernos un cuadro más exacto de la causa principal del
problema que azota a nuestra patria: la pobreza derivada de la injusta
distribución de la riqueza y la explotación basada en un modelo económico que
restringe el derecho de nuestro pueblo a vivir y trabajar dignamente, todo a cambio de generar una mayor utilidad,
teniendo como cómplice a un Estado que se niega a distribuir la riqueza tan
siquiera en infraestructura para mejorar las condiciones de los
desprotegidos, negándoles al mismo
tiempo justicia laboral o salarial,
manteniendo el salario mínimo del trabajador mexicano como uno de los más bajos del mundo, como
recientemente lo indicara la Oficina de Estadísticas del Departamento del Trabajo de Estados Unidos en
sus informe titulado: International comparisons of hourly compensation costs in
manufacturing, 2010.
Vemos en estas estadísticas una clase
empresarial completamente apoltronada en su forma de explotación, sin importarle el gran daño que inflige a la clase trabajadora,
al mismo tiempo vemos un Poder Estatal insensible ante las muertes ocasionadas
por la aplicación de un modelo económico que procura más por las ganancias que
por las vidas de los trabajadores, quienes son al final de cuentas los que crean
con el sudor de sus frentes la riqueza nacional, de la cual que no reciben ni lo suficiente para existir.
Vemos como la soga no solamente aprieta,
sino que ahorca; mientras, los medios de información siguen haciendo de las
notas rojas sus encabezados principales, escondiendo las causas de la pobreza y
sus consecuencias.