5 jun 2012

Realidad en México no aprieta, ahorca.


Por Ricardo Flores Ríoblanco

Por medio de la televisión, radio y prensa escrita, los mexicanos hemos experimentado un bombardeo continuo de información relacionada con la situación del país, siendo la inseguridad casi el único tema del que se habla y del que se reflexiona por parte de los “estudiados” de la comunicación; pero la realidad va más allá de lo que ellos se atreven a admitir ante un pueblo que arde bajo el puño de los que gobiernan y los que disfrutan del dominio económico.

Los medios informativos buscan crear la idea de que la inseguridad es causa y efecto de la mala, muy mala situación en la que prevalece el país, enfocan el problema en la ineficacia (algunos dicen ya caduco) del sistema judicial, lo que ocasiona a su vez una serie de males como la corrupción, la inseguridad, el deterioro de la moral así como de la familia y a su vez, la sociedad entera.


Como si la inseguridad por si sola deteriorara una sociedad, la cual según ellos podría continuar su marcha por el camino del desarrollo con el solo cambio de las leyes; proponen el “refuerzo”  de las instituciones policiacas, imponiendo a las mayorías un estado de control casi marcial, restringiendo derechos colectivos, como el organizarse y protestar en masa sea para exigir solución a una demanda incumplida o compromiso no cumplido  por las autoridades y si lo exige el caso, poner de manifiesto su inconformidad ante cualquier medida gubernamental que se considere lacerante contra el pueblo,  por parte de las organizaciones sociales.

Dada la extrema pobreza en la que viven la mayoría de los mexicanos los cuales suman, según algunas estimaciones, más de 85 millones de personas (poco más del 80 % de la población total), dichas protestas son el pan de cada día,  el dato por sí solo, es rebatido por las autoridades que aseguran haber creado un sistema que se encarga de las necesidades de sus gobernados a los cuales mantienen en condiciones mejores que en épocas pasadas, pero,  ¿porqué entonces la campaña por parte de los medios para plantear la problemática del país, enfocando la información solo en la inseguridad?     

Todo está dicho y de todo se habla según los medios, y sin embargo la verdad sobre las condiciones en las que vive y trabaja el pueblo (en cuidad y campo), se callan, no se dice por ejemplo que las muertes por desnutrición rebasan por casi al doble las cerca de 60 mil por el narcotráfico (periodo 2001 a 2010),  siendo 85 343 en el mismo periodo (fuente: Instituto Nacional de Estadística y Geografía); no se habla de los aproximadamente 400 mil mexicanos que anualmente parten hacia el extranjero a buscar los medios para sostener a su familia, pues en su patria no encuentran empleo; no se habla de los accidentes laborales que de acuerdo a datos oficiales han incrementado en años recientes, revelando así las pésimas condiciones con las que tiene que lidiar el trabajador mexicano, dejando 403 mil 336 personas con luxaciones, quemaduras, heridas, fracturas y hasta amputaciones.

 Si agregamos a todo esto las condiciones de vida en la que habitan las familias tanto del campo  y  las ciudades, como son: zonas desapartadas con difícil acceso e incluso sin ello, pues tanto en la cuidad como el campo hay zonas incomunicadas a falta de carreteras y caminos, convirtiendo con ello la introducción de servicios básicos como la luz eléctrica, el agua potable, el drenaje  y transporte algo casi imposible de recibir, podremos hacernos un cuadro más exacto de la causa principal del problema que azota a nuestra patria: la pobreza derivada de la injusta distribución de la riqueza y la explotación basada en un modelo económico que restringe el derecho de nuestro pueblo a vivir y trabajar dignamente, todo  a cambio de generar una mayor utilidad, teniendo como cómplice a un Estado que se niega a distribuir la riqueza tan siquiera en infraestructura para mejorar las condiciones de los desprotegidos,  negándoles al mismo tiempo justicia laboral  o salarial, manteniendo el salario mínimo del trabajador mexicano  como uno de los más bajos del mundo, como recientemente lo indicara la Oficina de Estadísticas del  Departamento del Trabajo de Estados Unidos en sus informe titulado: International comparisons of hourly compensation costs in manufacturing, 2010.


Vemos en estas estadísticas una clase empresarial completamente apoltronada en su forma de explotación,  sin importarle el  gran daño que inflige a la clase trabajadora, al mismo tiempo vemos un Poder Estatal insensible ante las muertes ocasionadas por la aplicación de un modelo económico que procura más por las ganancias que por las vidas de los trabajadores, quienes son al final de cuentas los que crean con el sudor de sus frentes la riqueza nacional, de la cual  que no reciben ni lo suficiente para existir.  Vemos como la soga no solamente aprieta, sino que ahorca; mientras, los medios de información siguen haciendo de las notas rojas sus encabezados principales, escondiendo las causas de la pobreza y sus consecuencias.