Liseo González
El tema nuclear, sin duda, ha sido siempre
un tema muy grave y delicado, y en los tiempos que corren se ha vuelto peligrosamente
el pan de cada día. Un día sí y otro también
se celebran reuniones y conferencias internacionales para buscar soluciones, pero
nunca se pasa de la demagogia y de los discursos vacíos; cada quien busca sus
propios intereses y se dejan de lado los de la mayoría. Y lo único que va
quedando de todo esto es el afán de seguir controlando y sometiendo a más
pueblos débiles por el mayor tiempo posible.
Por ejemplo, el Presidente de los Estados
Unidos, Barack Obama, en la pasada
cumbre de seguridad nuclear celebrada en Seúl, Corea del Sur, declaró que la
posibilidad de resolver el conflicto con Irán pacíficamente “aún existe”, pero
que “la ventana se está cerrando”. Esto sucedió al tiempo que en los Estados Unidos se declaraba sobre la creación de la mayor
bomba convencional -la revienta-búnkeres de 13,6 toneladas- como ‘grandiosa’
para un ataque militar contra Irán. Y ahora las preguntas se hacen necesarias, ¿Así
es como los Estados Unidos busca solucionar el tema nuclear? ¿Crear más bombas es la solución a tal problema? Claro que no.
En el mismo tono, aunque más grotesco y radical,
está Israel; el estado hebreo sigue en su terco intento de atacar Irán, ya que los
iraníes, según ellos, están produciendo armas nucleares. Incluso espías
israelíes han entrado al país islámico para sustentar estas “quejas”. A esto debemos
añadir la eliminación de eminentes científicos
iraníes por parte de Israel y sus aliados de la OTAN, que dejan cada vez claro sus brutales intenciones.
Irán no posee armas
nucleares.
En repetidas ocasiones Irán ha insistido en que su programa nuclear
es con fines pacíficos. Se le acusa de producir uranio enriquecido que
sirve como combustible energético o componentes de uso médico. Esta posesión o
producción no es equivalente a la producción de armas nucleares. Además, Irán
no es el único que utiliza uranio enriquecido, diferentes países lo utilizan como
fuente de energía y este no puede emplearse en la confección de un arma nuclear
sin un proceso previo y complejo de purificación, pero aun así, sus acusadores
insisten.
Por el otro lado, Israel, que con la ayuda y la
cooperación de Estados Unidos fabricó armamento nuclear sin informar ni rendir
cuentas a nadie y sin reconocer la
posesión de estas armas, de las que dispone de cientos. Se sabe también que para
impedir el desarrollo de las investigaciones en países árabes vecinos atacó y
destruyó los reactores de Irak y de Siria. Y a su vez, ha declarado abiertamente,
su propósito de atacar y destruir los centros de producción de combustible
nuclear de Irán.
En este sentido, muchos diplomáticos hacen uso
del doble discurso, llenándose la boca repitiendo del peligro y de la necesidad
de atacar Irán, pero guardando sepulcral silencio hacia casos como Israel. ¿O es
que acaso las armas nucleares que posee Israel no son un peligro?
Ante esta amenaza, los líderes iraníes insisten
que de ser atacados se defenderán, como lo haría cualquier otro gobierno en el
afán de defender a su pueblo y su territorio.
Por último, en estos conflictos los medios de
comunicación juegan un papel importante que muchas veces lejos de informar
sobre la verdad y el fondo de los problemas, desinforman intencionadamente. Encargándose
de crear y condenar a “tiranos” y “déspotas” que gobiernan el mundo, tal es el
caso de Irán y Siria, en donde se han descubierto campañas de cadenas de televisión
americanas y británicas que utilizando agentes especiales como reporteros juegan
un papel de provocadores.
Sin duda, la única solución sesuda a este
conflicto es la vía pacífica, de lo contario, gravemente nos lamentaríamos como
especie humana una guerra a estas alturas de la historia, no hay más.