21 ago 2012

67 Años de tensa paz y un mundo al margen de la destrucción


Por Ricardo Flores Ríoblanco

6 de Agosto de 1945, fecha en la cual Japón y el mundo recuerdan con dolor el más grande magnicidio perpetuado por Estados Unidos, su único legado tras lanzar la primera bomba nuclear sobre una población indefensa, que con  su fuerza devastadora puso en tormentoso infierno a una ciudad pacífica llena de habitantes desarmados: Hiroshima, dejando 120 000 muertos y 300 000 heridos.

El mundo pende sobre un fino hilo que amenaza con reventarse, por un lado la creciente inestabilidad económica que amenaza con una crisis de proporciones mayores a las pasadas y  por el otro, el aumento del descontento entre las poblaciones del mundo por las medidas adoptadas para salvar al capital, dejando a su suerte a las grandes mayorías. Ahora bien,  las naciones poderosas poseen cientos de armas nucleares y siguen aumentando sus gastos militares como preparándose a utilizarlos en cualquier momento;  Estados Unidos es el  principal país en poseer armas nucleares, estas dos características  encierran a toda la humanidad en una pelea por la supremacía militar y económica entre grandes imperios económicos, lo que  debe obligarnos a pensar en lo riesgoso que es para la raza humana que estas las armas nucleares sigan existiendo , mismas que de ser utilizadas en una guerra a gran escala, podrían terminar con todo el ecosistema y los seres que habitan en él.

La segunda bomba fue lanzada el 9 de agosto del mismo año, en Nagasaki; murieron instantáneamente 75 000 de los 240 000 habitantes, seguidos por la muerte de una suma equivalente por enfermedades y heridas. Se estima que la suma total de muertos fue de bastante más de 140 000 personas, en su inmensa mayoría civiles.

Hiroshima después  de la bomba
El peor atentado contra una población pacifica que se haya registrado en la historia, y ni siquiera fue una táctica de guerra contra instalaciones militares japonesas, pues las ciudades no eran centros de mando militar, de hecho el imperio Japonés libraba su batalla decisiva en la islas de Okinawa, a unos  1,118.15 kilómetros (694.79 millas) de Hiroshima, lugar donde las tropas aliadas, principalmente Estados unidos y Gran Bretaña se propusieron establecer para que desde ahí lanzasen una gran ofensiva militar.

La gran Rusia soviética que fue la que puso fin al nazismo pagando con miles de vidas la liberación de Europa,  se preparó para la Batalla de Manchuria, siendo esta la única intervención Soviética contra el imperio Japonés. Estados Unidos con Truman a la cabeza, marcaba de manera contundente y a la vez devastadora su poderío militar. El Capitalismo había ganado la carrera armamentista y su imposición por la fuerza en las decisiones del mundo, todo a costa de millones de vidas humanas incluyendo estadunidenses. La Rusia Soviética se vio obligada a acelerar sus investigaciones sobre la energía nuclear y su aplicación en armamentismo, la guerra fría asomaba en el horizonte.     

“Los japoneses comenzaron la guerra desde el aire en Pearl Harbor. Ahora les hemos devuelto el golpe multiplicado. Con esta bomba hemos añadido un nuevo y revolucionario incremento en destrucción a fin de aumentar el creciente poder de nuestras fuerzas armadas. En su forma actual, estas bombas se están produciendo. Incluso están en desarrollo otras más potentes. [...] Ahora estamos preparados para arrasar más rápida y completamente toda la fuerza productiva japonesa que se encuentre en cualquier ciudad. Vamos a destruir sus muelles, sus fábricas y sus comunicaciones. No nos engañemos, vamos a destruir completamente el poder de Japón para hacer la guerra. [...] El 26 de julio publicamos en Potsdam un ultimátum para evitar la destrucción total del pueblo japonés. Sus dirigentes rechazaron el ultimátum inmediatamente. Si no aceptan nuestras condiciones pueden esperar una lluvia de destrucción desde el aire como la que nunca se ha visto en esta tierra.”  Harry S. Truman

Una vez vencidos y desmoralizados, los japoneses aceptaron su rendición un 15 de agosto de 1945, dejando en las manos de los americanos su soberanía nacional, temiendo al comunismo soviético aceptaron que fuera Estados Unidos su defensor en caso de alguna intervención extranjera, la monarquía extendía su vida compartiendo el poder con los capitalistas.

La historia recitada por las potencias imperialistas pretende borrar los acontecimientos más salvajes y atroces que se han cometido contra la humanidad, el expresidente   Harry S. Truman  en un discurso por radio a la nación el 9 de agosto de 1945, afirmó textualmente: “El mundo sabrá que la primera bomba atómica se dejó caer sobre una base militar de Hiroshima. Esto fue porque deseábamos en este primer ataque evitar, en la medida en que fuera posible, el asesinato de civiles…”,  el hecho es que la bomba fue lanzada no en una zona meramente civil, las consecuencias las pagaron mujeres y niños, ancianos y trabajadores, no los militares que se encontraban defendiendo Okinawa.

Dicen que la cultura es la mejor forma de expresar los sentimientos más hondos del ser humano, Krzysztof Penderecki  músico polaco, compuso en 1960, Treno por las víctimas de Hiroshima que sería galardonada con el premio de la Unesco. Su estreno oficial tuvo lugar en 1961, en Varsovia, por el conjunto de cuerdas de la Orquesta Filarmónica de Cracovia.

"Treno" es un canto fúnebre, una lamentación por alguna calamidad o desgracia.

Casi diez minutos de una música que en ciertos momentos puede incomodarnos y hacernos revolver en nuestro asiento, pero que debemos escuchar pensando en el motivo por el que fue compuesta: una de las mayores catástrofes provocadas por la ambición y el poder. Habrá algún otro Treno dedicado a la historia de la humanidad, o un réquiem al sistema capitalista  que promueve la guerra como palanca de impulso para la economía.   


Treno de Krzysztof Penderecki