20 mar 2013

La miserable subsistencia de los indígenas en Chihuahua

Alma Rojas

Lo indígenas chihuahuenses, desde la época de la colonia se han visto desterrados de sus propiedades por el hombre blanco y sus diferentes gobiernos, así es como el pueblo apache, que hace 600 años llegó a  Chihuahua y formó parte del crisol indígena, fue  expulsado por  el gobierno de Chihuahua en la última década de 1800.

Niña indigena
Gabriel Teporaca, quien, en el año de 1652, encabezó una rebelión masiva de los tarahumaras contra el fin de la esclavitud y el despojo de tierras, emprendidas por los invasores europeos. Derrotado y aprehendido por capitanes españoles, Gabriel Teporaca, o Tepórame, fue colgado del pino más alto de Tomochi, el 4 de marzo de 1653; su cadáver fue dejado en el lugar para escarmiento de su gente. 

Así como sus ancestros, los pueblos indígenas que sobreviven, ya mermados en población y costumbres, tienen que luchar por vivir  en un entorno hostil, que les arranca valiéndose de tretas legales sus tierras y sus mas elementales derechos y dignidad.

Prueba de ello es el hotel Posada Mirador, que desde que se erige en la sierra y que desde hace 20 años  vierte aguas negras a arroyos del poblado de Bacajípare, en el municipio de  Urique.

Los habitantes de la comunidad indígena Bacajípare, perdida en la inmensidad de la sierra Tarahumara, se quedaron sin agua para beber, cocinar, lavar ropa o bañarse. Los dos aguajes de los que se abastecieron durante años están contaminados por las aguas negras que desecha el hotel Posada Mirador, situado en la cresta de la majestuosa Barranca del Cobre, adonde llegan los turistas extranjeros a pasear por los parajes y fotografiar a los rarámuris -nombre que se dan los indígenas tarahumaras- como si fueran objetos del paisaje.

En 2001 presentaron su primera queja ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa). El caso también llegó a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y a la jurisdicción regional de la Secretaría de Salud. Dos años después, la Profepa les comunicó que no halló evidencias de contaminantes. Los rarámuris han esperado pacientemente una respuesta de las autoridades a su denuncia.

Los indígenas, también han visto mermadas sus tierras, su bosque y es que aunque en algunos casos son reconocidos por medio de la figura de ejidatarios como dueños de la tierra, el gobierno federal  pacta con particulares para la explotación de la foresta, siempre y cuando se les pagué a los indígenas por esta explotación, sin embargo en la práctica el pago nunca llega y los talamontes valiéndose de la corrupción y la impunidad, se han dedicado a desembarazarse de esta obligación e incluso han mandado a aprehender a lideres rarámuris que han denunciado y exigido su pago.

El líder eco turístico rarámuri, Raúl Aguirre Ramos, que ha dedicado su vida a la organización de las comunidades rarámuris para la venta de artesanías y la conservación de ejidos, ha sido detenido y acusado de delitos ambientales, el 4 de mayo de 2012,  fue juzgado en lo oscurito dentro de juzgados federales, a donde no dejaron pasar a su representante legal Antonio Rascón Ramos y solo se le permitió la entrada a un defensor público.

La comunidad del Ejido Pino Gordo se encuentra en el  municipio de Guadalupe y Calvo, ahí detuvieron al líder indígena  a las 6 de la mañana, del 3 de mayo,  que representa a más de 7 municipios, que conecta para la venta de artesanías. Esto en una operación sin antecedentes, ya que ni a criminales ni a capos se les da una captura y juicio tan rápidos.

A Raúl Aguirre Ramos, lo acusan de tala ilegal de arboles, sin embargo, su representante legal y las 20 familias que lo acompañaron en aquel día de mayo hasta la capital de Chihuahua, aseguraban que los árboles cortados no rebasaban los dos metros reglamentarios, además de que fueron utilizados para uso domestico y la madera no salió de la comunidad con fines de lucro, lo que es completamente legal, según la Ley General de Protección al Ambiente.

Este, es un ardid (según los ciudadanos de Pino Gordo) por parte de la compañía de Reyes Chaparro Durán, quien tiene la concesión para la tala de árboles de este ejido (Pino Gordo) y que aun debe 5 millones de pesos a las familias del ejido por concepto de tala (120 mil pesos a cada familia), por dos años de tala, en los que ha derribado alrededor de 9 mil árboles, según cuentas de los propios ejidatarios.

En medio de las ciudades, los indígenas también sufren de desprecios por parte de los chabochis (mestizos) y sus gobiernos, pequeños alumnos del jardín de niños "Rayénari" siguen “estudiando” (más bien sufriendo) en unas trailas viejas que vienen ocupando varias generaciones de niños desde hace más de 7 años no importando las condiciones climáticas extremas de esta ciudad, sea en temporada de veranos con temperaturas de hasta 40° grados centígrados o a grados centígrados menos cero en invierno.

En la sierra, hay muchos problemas, no solo la tenencia de tierras, sino también alimentación, trabajo, desigualdad, discriminación y violencia; sin embargo, algunas de las organizaciones no gubernamentales (ONGS) que operan en el estado, no atienden el 100% de los problemas y por décadas se han limitado a los problemas de la tenencia de la tierra, asegura el Presidente del Consejo Indígena de la Alta y Baja Tarahumara.

Indigenas rarámuri

En la comunidad de Samachique de la municipalidad de Guachochi, el Gobernador indígena Francisco López, denuncia que un grupo de caciques locales, utilizaron 600 mil pesos, que eran para las comunidades indígenas, para la construcción de un hotel, que solo beneficiará de forma económica a dichos caciques, “me han intentado tumbar, quitar de mi puesto, dicen que no vengo a hacer nada a Chihuahua, cuando vengo a que nos den apoyos” expresó el Gobernador de Samachique.

Ninguno, de los gobernadores presentes, en la entrevista (la totalidad de los gobernadores del consejo indígena), reconoció ser ayudado o asesorado por alguna ONG.

Si los indígenas no se organizan y continúan permitiendo que los gobiernos y algunas ONG´S los dividan, sus problemas no tendrán soluciones. Es necesaria una dirigencia autónoma, que tome conciencia de que no son tan solo ellos quienes sufren las consecuencias de un sistema que reparte injustamente la riqueza y que explota a todos los trabajadores. Sin abandonar su autonomía deben unirse con el resto del pueblo pobre, ya que sólo así podrán obtener la fuerza necesaria para lograr la justicia social que tanto se les ha negado.