16 may 2013

Una muerte anunciada


Dafne Martínez


“La situación en la que se encuentra México exige que las y los jóvenes tomemos el presente en nuestras manos, es momento de que luchemos por un cambio en nuestro país, es momento de que pugnemos por un México más libre, más próspero y más justo.” Fueron las palabras que se pronunciaron enérgicamente ante una multitud de jóvenes estudiantes el día 23 de mayo de 2012. Ha pasado un año desde la formación del entonces llamado movimiento “#YoSoy132”. Pero hagamos un poco de memoria “por el largo tiempo que ha transcurrido”.

Hemos de recordar que dicho movimiento tuvo su mayor actuación el 11 de mayo de 2012 en la Universidad Iberoamericana. En aquel día los estudiantes manifestaron el rechazo al entonces candidato Enrique Peña Nieto. ¿Cuáles fueron las causas?  La supuesta actitud  represiva del entonces  gobernador del Estado de México y su candidatura promovida por los grandes monopolios de la comunicación.

Una de las acciones más destacadas de este movimiento fue la concentración de más de 5000 estudiantes en la famosa “Estela de luz”. En dicha concentración expusieron su testamento de vida. Pocos días después realizaron algunas asambleas en las islas de la UNAM.

Más de alguno podría pensar que soy injusto al reducir todos los actos del “#YoSoy132”  a los arriba citados. Sin embargo, no intento hacer una biografía del movimiento, pero me guiaré en otra dirección tomando de base este movimiento estudiantil para explicar algunas cuestiones que a la nación competen.

La llegada de Enrique Peña Nieto a la presidencia de la república, determinó que para el avance de la nación, era necesario generar varias reformas y modificaciones a las leyes ya existentes: “Tenemos que seguir trabajando en la construcción de los acuerdos y que ahora urge que podamos atender y cumplir para dar paso a reformas estructurales que el país necesita” (EPN). Surge por lo tanto la reforma laboral, la reforma energética, la reforma a la educación y la tan esperada reforma a telecomunicaciones.

A simple vista pareciera que todas las reformas propuestas beneficiarían a todos los sectores de la población, sin embargo es necesario hacer algunas aclaraciones. Reforma educativa: calidad e idoneidad. Todos sabemos que es necesaria una educación de calidad. Idóneo (que es adecuado, apto, capaz): esto quiere decir que el personal que educará a los educandos tiene que ser idóneo. Y para ello se creó el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), dicho instituto estará facultado para calificar quién es idóneo para educar.  Tomemos otro ejemplo: La reforma a telecomunicaciones. Uno de los planteamientos de esta reforma es que se abrirán dos canales de televisión para ofrecer una mayor competencia y a la vez garantizar el bien social.

¿Qué tienen que ver las reformas mencionadas con el movimiento #YoSoy132? La verdad es que nada, pero es necesario mencionarlas porqué, se ha cumplido un año de que se formara este movimiento casi extinto, y cuyas demandas eran defender a la comunidad estudiantil y hacer más parciales a los medios de comunicación. Todo hombre que llegue a descifrar la verdad de los acontecimientos sociales, está obligado a hacerla llegar a los que aún no pueden ver la luz  por la oscuridad a la que han sido sometidos. Y me refiero a que la reforma educativa simplemente ocasionará un lastre más a la nación, dado que no se necesitan crear más instituciones que garanticen la Idoneidad de los educadores, lo que se necesita es invertir en infraestructura y en mejores salarios para los profesores. La reforma a telecomunicaciones se dice beneficiará a los mexicanos. En el artículo “Reflexiones a la reforma a las telecomunicaciones”, El Doctor en economía Brasil Acosta Peña explica cómo esta reforma no beneficia en nada a los mexicanos, pues la adquisición de cámaras de filmación y satélites (entre otras cosas) van más allá del alcance de un mexicano de clase pobre o media.

El movimiento #YoSoy132 dejó una gran deuda con el pueblo mexicano y a su vez, nos volvió a recordar que México necesita activar al estudiantado nacional, hacerlo participe de los problemas que aquejan a la nación. ¿Acaso las dos reformas mencionadas no afectan a los estudiantes y sobre todo al movimiento mencionado?  Los días venideros  exigen un movimiento  estudiantil vigoroso, capaz y auténtico, que eduque a todos los sectores de la clase menesterosa, es por ello que el estudiantado por su condición de sabedor y generador constante de ideas, está obligado a llevar la ciencia del proletariado a todos los proletarios. Si los estudiantes siguen eludiendo esta verdad, estaremos repitiendo una vez más las viejas lecciones que la historia se ha encargado de crear para nosotros.

La realidad nos ha azotado una vez más y nos dice que no basta con arder como llamarada de petate en medio de la oscuridad y decretarse salvadores del futuro, lo que se necesita, es una buena lumbrera que guie a la nación, sin jugar al movimiento estudiantil pre-electorero. Descanse en paz.