17 oct 2012

Medios jalan la pata mientras el gobierno mata a la vaca


Ricardo Flores Rioblanco

La redacción de la noticia debió de haber causado indignación a las personas con dignidad y sentido de justicia, todo por la obvia manipulación de la información de los medios privados sobre la matanza ocurrida en Totonicapán, Guatemala, el pasado 4 de octubre, donde 8 campesinos fueron asesinados por las fuerzas del ejército guatemalteco y otros 34 malheridos, que aun se encuentran en estado grave. En un país donde la pobreza es espantosa y la violencia gubernamental es tolerada y defendida por los medios de comunicación.

Totonicapán, localizado al sur de México con una población de 14,099,032 habitantes; el siguiente cuadro nos dará una idea de lo la cantidad de pobreza que impera en un país donde el ex general, ahora presidente Otto Pérez Molina, educado en la Escuela de las Américas y en el Colegio Interamericano de Defensa con sede en Washington D.C., quien gobierna y reparte la riqueza tal y como imparte la justicia entre la población trabajadora, por medio de golpes a su dignidad.

La política de Otto mantiene a más de la mitad de la población  sumida en la pobreza, y una cantidad que debería causar horror no tienen para comer, en especial en las zonas rurales. En materia de educación las cifras son dudosas, pues no se toman en cuenta las deserciones escolares y el nivel educativo de los profesores, además que de acuerdo al estudio realizado por el  ENCOVI (Encuesta Nacional de Condiciones de Vida) actualizado el año 2011, no  revela las condiciones materiales en los centros educativos (número de escuelas, materiales para uso escolar, etc.), los cuales, se dice, son insuficientes.

Acerca de las condiciones de vida de la población, el informe dice que el 51 % de la población vive en hacinamiento, careciendo de servicios básicos. Dicho informe queda corto en la información sobre la situación de salud, pues, tan solo toma en cuenta el número de vacunas repartidas a niños contra la tuberculosis, prescindiendo de datos aterradores como el número de muertes por diarrea, desnutrición y  también de enfermedades cardíacas, cancerígenas y gastroenterólogas, entre otras.

El cuadro patético de una Guatemala sangrante podría seguir, pero mi objetivo es el siguiente, la matanza de los campesinos por parte de las fuerzas castrenses en  Totonicapán y la campaña justificadora de los métodos gubernamentales por parte de los medios, refleja el servilismo ante el poder político y económico, es decir, la defensa de un sistema que hace que tanto poder como el cuarto poder se vean beneficiados a costa de las muertes de campesinos, tratando de extinguir una lucha pacifica a horca y mentiras, colocando toda la responsabilidad a los débiles, que fueron, en realidad, los agredidos.



La protesta de los campesinos, convocada por los Alcaldes comunales de los 48 cantones de Totonicapán -autoridad ancestral de los pueblos mayas del municipio-, quienes anunciaron días antes que bloquearán la ruta Interamericana en el kilómetro 187.5, Cuatro Caminos y rutas alternas; kilómetro 180, Paxtoca; Los Baños, San Cristóbal; salida hacia Quiché y la cumbre de Alaska, fue para protestar por los altos cobros de luz eléctrica en zonas campesinas, y además, por las nuevas reformas anunciadas por el actual presidente, las cuales buscan realizar recortes en apoyos sociales, entre ellos la educación; imponer el idioma español en las comunidades indígenas y permitir que el ejército realice labores de patrullaje como “defensa” contra la inseguridad. El experimento mexicano se exporta a otras naciones. ¿Será que Washington busca expandir su guerra contra las drogas sin tomar en cuenta el sufrimiento de los pueblos y las pérdidas de seres humanos? 

El que los medios de comunicación reproduzcan la voz del agresor de los campesinos que ejercieron un derecho constitucional de protesta contra lo que consideran injusto – ya que reproducen las palabras del Presidente Otto Pérez que pide a los agredidos detener las agresiones (¡inc!)-  demuestra el atropello a los derechos humanos, pues aun no siendo aprobada la reforma constitucional fueron escuadrones militares quienes abrieron fuego contra los manifestantes; increíblemente es el comandante en jefe del cuerpo militar (presidente Otto Pérez), quien pide que cesen las agresiones, como si los campesinos hubieran iniciado los disparos, cuando en realidad se encontraban desarmados.  


Lo peor son los llamados de los medios, que hacen eco a los llamados coléricos de políticos de derecha y ultraderecha que piden se ejerza la ley a raja tabla contra los campesinos que se atrevieron a protestar.

¿Que defiende el viejo militar retirado hecho presidente en un país con tanta desigualdad y descontento?  El fondo británico de inversiones Actis, adquirió desde el año pasado la mayoría de las acciones de la principal distribuidora de energía eléctrica de Guatemala, renombrándola Deocsa y Deorsa, a Energuate. Será que busca asegurar la máxima ganancia a esta compañía Británica a costa de la pobreza de los campesinos, aun de sus vidas, ¿será por ello que permite el cobro desmedido de la luz eléctrica?

“No sigamos incitando al odio y a la confrontación, cuando podemos acudir al dialogo y al debate público…” fueron las palabras del presidente, como si los campesinos desarmados hubieran asesinado a 8 soldados indefensos.  Si realmente la prensa fuese libre dirían que la confrontación fue acto de represión, pero tales hechos demuestran que están subordinados a los intereses del poder. Mientras al pueblo lo muestran como animal rabioso y agresivo. Vaya objetividad.    

Debo mencionar que México no se queda atrás, pues el ahora saliente presidente no se cansa de asegurar que combatió al narcotráfico, aun sabiendo que “iba a costarnos mucho”, mientras los medios repiten la historia mil veces, como si tratasen de convérsenos que para tener una vida digna y libre de violencia, se requieren miles de muertes, en lugar de trabajos y una equitativa repartición de la riqueza nacional, pero son tan eficientes, que pareciera que ellos no lo dicen, sino que solo informan las aseveraciones del saliente presidente, lo que  en realidad es una forma de solapar la carnicería y tapar con un dedo la verdad que el pueblo vive día a día, y que la pobreza los obliga a tomar caminos peligrosos para asegurar unas cuantas monedas en sus bolsillos, como la actividad delictiva,  al mismo tiempo poner en juego sus vidas. De la muerte de inocentes el gobierno y medios, son culpables.