Ricardo
Flores Ríoblanco
Las maquiladoras en México |
Sonaron las trompetas del triunfalismo en las fronteras y todos
están felices, menos los miles, decenas de miles de trabajadores que laboran
largas horas de trabajo para subsistir ellos y sus familias. Paulo Alfonso
Carrillo Regino, subsecretario de Promoción Económica de la Secretaría de
Desarrollo Económico Estatal en Baja California, salió a decir que de las 3,037
maquiladoras en los estados del norte de México, el 30 por ciento se ubican en
B.C.; es decir una de cada tres maquilas fronterizas prefiere B. C. para
ubicarse en su territorio, debido a la
gran calidad de la fuerza de trabajo y a los servicios privados y públicos que
el gobierno panista en aquel estado, ofrece a las compañías como incentivos
para que inviertan.
Ello contrasta de
golpe con la realidad que se vive en los estados fronterizos, donde las
colonias populares y demás zonas
excluidas de apoyos gubernamentales, padecen la más inhumana pobreza. Lo vemos
en las comunidades Tarahumaras en Chihuahua que cometen suicidios con tal de no
morirse de hambre, o en el incremento de la violencia debido a que aún y con
todas esas maquiladoras, no todos son capaces de encontrar lugar en el mercado
laboral, teniendo como única alternativa el negro mercado criminal.
Para ilustrar el
problema, debo tomar al estado que ostenta tan lujoso primer lugar en cuestión
de inversiones de empresas manufactureras, pues solo así se podrá dar una idea
el lector de la funesta realidad.
El estado Baja
California cuenta con el mayor número de empresas maquiladoras a nivel
nacional, con un registro de 904 establecimientos, que significan el 18 por ciento del total nacional, así
se dio a conocer a través de las cifras que el Instituto Nacional de Estadística
Geografía e Informática (INEGI) proporcionó, con base al último periodo
del mes de octubre de 2012. ¿Pero ese número en que ha beneficiado a la
población de dicho estado? Veamos.
En julio del
2011, el Consejo Nacional para la
Ciencia y Tecnología (Conacyt), reveló que en Baja California el número de
pobres aumentó del 26.4% en 2008, al
32.1% de la población en 2010. Ya en 2012 B. C. registró la mayor tasa de
desempleados de todo el país al llegar a 7.15 por ciento. En segundo lugar se
ubicó Tamaulipas con 7.10 por ciento de su PEA desocupada y le siguió Chihuahua
con 6.87 por ciento. Un claro patrón de deceleración económica en toda la
franja fronteriza, y un aumento de pobreza entre la población. Hay poco trabajo,
y el que hay, es pagado al mínimo, todo mientras los salarios se han
incrementado casi un 30 por ciento (obra del pasado gobierno), mientras que los
precios de la canasta básica han subido al doble, haciendo prácticamente
inalcanzable a los obreros adquirir productos de primera necesidad.
La soga en el cuello de los trabajadores
está puesta desde hace tiempo, y ahora se aprieta aún más con las nuevas
reformas laborales que impiden todo tipo de organización; permiten que el
trabajador sea explotado a prueba de 6 meses para que al final la empresa
decida si lo contrata o no, y se determina el pago por horas y no por
jornada.
Parece ser que los encargados del poder
público atienden un papel de verdugos y al mismo tiempo auspiciadores de la
inversión extranjera, la cual, no se tendrá que preocupar más de posibles
amenazas por parte de los trabajadores. ¡Qué mal tino! Como si el hambriento
fuese inofensivo.