24 ene 2013

La frontera, reflejo de una desigualdad.


Ricardo Flores Ríoblanco

Las maquiladoras en México
Sonaron las trompetas del triunfalismo en las fronteras y todos están felices, menos los miles, decenas de miles de trabajadores que laboran largas horas de trabajo para subsistir ellos y sus familias. Paulo Alfonso Carrillo Regino, subsecretario de Promoción Económica de la Secretaría de Desarrollo Económico Estatal en Baja California, salió a decir que de las 3,037 maquiladoras en los estados del norte de México, el 30 por ciento se ubican en B.C.; es decir una de cada tres maquilas fronterizas prefiere B. C. para ubicarse en su territorio,  debido a la gran calidad de la fuerza de trabajo y a los servicios privados y públicos que el gobierno panista en aquel estado, ofrece a las compañías como incentivos para que inviertan.

Ello contrasta de golpe con la realidad que se vive en los estados fronterizos, donde las colonias  populares y demás zonas excluidas de apoyos gubernamentales, padecen la más inhumana pobreza. Lo vemos en las comunidades Tarahumaras en Chihuahua que cometen suicidios con tal de no morirse de hambre, o en el incremento de la violencia debido a que aún y con todas esas maquiladoras, no todos son capaces de encontrar lugar en el mercado laboral, teniendo como única alternativa el negro mercado criminal.   

Para ilustrar el problema, debo tomar al estado que ostenta tan lujoso primer lugar en cuestión de inversiones de empresas manufactureras, pues solo así se podrá dar una idea el lector de la funesta realidad.  
El estado Baja California cuenta con el mayor número de empresas maquiladoras a nivel nacional, con un registro de 904 establecimientos, que significan el 18 por ciento del total nacional, así se dio a conocer a través de las cifras que el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) proporcionó, con base al último  periodo  del mes de octubre de 2012. ¿Pero ese número en que ha beneficiado a la población de dicho estado? Veamos. 

En julio del 2011,  el Consejo Nacional para la Ciencia y Tecnología (Conacyt), reveló que en Baja California el número de pobres aumentó  del 26.4% en 2008, al 32.1% de la población en 2010. Ya en 2012 B. C. registró la mayor tasa de desempleados de todo el país al llegar a 7.15 por ciento. En segundo lugar se ubicó Tamaulipas con 7.10 por ciento de su PEA desocupada y le siguió Chihuahua con 6.87 por ciento. Un claro patrón de deceleración económica en toda la franja fronteriza, y un aumento de pobreza entre la población. Hay poco trabajo, y el que hay, es pagado al mínimo, todo mientras los salarios se han incrementado casi un 30 por ciento (obra del pasado gobierno), mientras que los precios de la canasta básica han subido al doble, haciendo prácticamente inalcanzable a los obreros adquirir productos de primera necesidad.  

La soga en el cuello de los trabajadores está puesta desde hace tiempo, y ahora se aprieta aún más con las nuevas reformas laborales que impiden todo tipo de organización; permiten que el trabajador sea explotado a prueba de 6 meses para que al final la empresa decida si lo contrata o no, y se determina el pago por horas y no por jornada. 

 Parece ser que los encargados del poder público atienden un papel de verdugos y al mismo tiempo auspiciadores de la inversión extranjera, la cual, no se tendrá que preocupar más de posibles amenazas por parte de los trabajadores. ¡Qué mal tino! Como si el hambriento fuese inofensivo.