Por Hugo Rango
Le he
visto y me ha visto, nuestros ojos coincidieron
en el
momento en el que todo se detuvo.
Le
mire muy lentamente como queriendo adivinar
en
ese instante lo que pensando estaba.
Mi
mente reventó en palabras enamoradas.
Mis
ojos dispararon su mejor mirada.
Mis
impulsos dejaron al latido del corazón.
Y mi
sonrisa relució como nunca antes.
Los
más hermosos versos me embargaron.
Los
más tiernos pensamientos me asaltaron,
así como los más sublimes de mis sentimientos
se encontraron,
pues
claro era que estaba enamorado.
Pero
debía de advertir que fue el momento y
el
tiempo los que formaron una falsa coincidencia.
Sus
cristales ojos de lugar cambiaron;
como
sí no hubiesen visto nada.
(¡Que
triste para mí el momento se tornó!)
¡Qué
difícil se me hizo retirar mi mirar.
Ella
lo hizo, y yo seguro de que su atención en
mí no
estaba, una expresión de desilusión y
una
lágrima en mi rostro se marcó!