Ricardo
Flores Ríoblanco
Desde las
entrañas de Cuba, el mismo Fidel Castro rompió el silencio para dar a conocer con
singular manera, que un gigante latinoamericano como lo es el pueblo de
Venezuela, tenía ya a su presidente de vuelta, Hugo Chávez.
Un día antes,
el 17 de febrero, el pueblo de Ecuador libraba una batalla histórica; no tan
sólo por su voluntad reeligió presidente, sino que amasó fuerzas y ganó terreno
históricamente hablando. La victoria de Rafael Correa es ahora un hecho sin
precedentes en el país bananero, pues con ello es el líder que ante todo, ha
hecho más por su patria y los pobres que habitan en ella y al mismo tiempo se vuelve el mandatario con más
reelecciones ganadas hasta ahora en Ecuador.
Ambos sucesos
fueron triturados y puestos en mortaja
por poderosísimas y “prestigiadas” compañías informativas. Desde Venezuela, las
voces internas que van como puños a la cara del pueblo, pedían, exigían que se
presentase ante el público el mandatario Hugo Chávez, ya que, según ellos,
gobernaba ya desde ultratumba. Pero el pueblo, en un acto de amor al ser humano,
se aferró a su Presidente, a la vida de este y con ello, a la idea de que
sobreviviría del cáncer para retornar a regir como a ellos les gusta, con
justicia.
Las palabras
de Correa en tiempos delicados, revelan la unión de humanismo y política.
Encerrando en sus declaraciones un profundo entendimiento sobre la supervivencia
de ambas revoluciones que se desenvuelven en ambos países, y la dependencia que
se deben una de otra, además de la dependencia de cada gobierno: "…
teníamos ya un amplio recorrido en la Amazonía, estamos en elecciones… Así que
con el dolor del alma no he podido asistir, está nuestro canciller allá, pero
vaya todo nuestro respaldo frontal en lo humano al presidente (Hugo) Chávez, y
en lo político, hablemos claro, a la Revolución Bolivariana de Venezuela".
La ética por
delante en ambos aspectos. Es esa consecuencia por la que el pueblo ecuatoriano
le ha legado el poder cuatro años más. ¿Qué es lo que dice la oposición
franqueada desde los despachos informáticos? Que será durante estos cuatro años
donde Correa cambiará las leyes para prolongar su estancia en la presidencia,
cuando en realidad la lucha va por hacer los cambios en el modelo económico que
están fallando, para que sea el capital el que esté al
servicio del humano, y no al revés, analogía que Correa ha expuesto brillantemente
en diferentes entrevistas.
Mientras
tanto Chávez Frías está de vuelta en su patria. El día de su aparición pública es esperado con ansia, mientras que la oposición, seguro no tardará en
exigir que vuelva a la vida pública y tome el poder con ceremonia y todo. Mas
el mundo observa como todo un pueblo, emprende bajo la luz de un héroe, cuyo
asiento en la historia de un mundo mejor está reservado ya.
El
pueblo ecuatoriano firme se mantiene en respaldar a su hombre de estado, aunque
una pregunta debe ser formulada a tiempo, ¿qué va a pasar cuando se polarice el
tablero político nacional de Ecuador, y sea uno a uno la contienda? Correa dijo
que habría más progreso. En ese sentido las dos revoluciones, las que dirigen
ambos presidentes, Chávez y Correa, parecen tener el apoyo de dos pueblos que
encuentran en la hermandad y en su lucha propia, un futuro común: el bienestar
de los más desprotegidos.