21 feb 2013

Fragmento de la vida de un paladín.


Dédalo de la Fuente



-No digas que me amas, solo cuando en verdad conozcas mi alma
-te dije mientras moría el alba-.

 La límpida luna se marchó,
te fuiste con ella y al compás de la suave brisa dijiste adiós.
 Te grité con efusión:
 -¡te seguiré amando!
 Y solo dijiste:
-¡adios!